¡CARNAVALEANDO ANDO!
✓ Miles de personas se pegan la escapadita para disfrutar a lo largo y ancho del país del asueto.
En una zambullida recuerdan su época moza de servicio militar. Atados de pies y manos, Los Caciques, como se autodenomina un grupo de amigos de las calles San Martín y la 34, compiten para ver quién nada más rápido. Un toque peculiar que ingeniaron para festejar el carnaval.
Las piscinas de plástico, colocadas desde esa esquina hasta la intersección de San Martín y la 35, son el escenario de la contienda. El premio es de honor: demostrar quién se mantiene en forma, a pesar de los años, dice Jorge Escalante, uno de Los Caciques.
El hombre, de 61 años, cuenta que aquella es una tradición del sector para celebrar la festividad. En aquel sitio del suburbio porteño, como en otros barrios populares de la urbe, en estos días de asueto la rumba está fuera de casa.
El sexagenario compró 24 botellas de espuma carnavalera para jugar entre su familia y los vecinos en este feriado. Y con sus ‘panas’, Los Caciques, tiene planificado hacer un asado para comer este sábado en la noche. Las ‘heladitas’ y la música son el aderezo perfecto de la jornada, que se extiende hasta el martes, cuando acaba el carnaval.
“Nos organizamos dos semanas antes. Vendemos rifas y con eso recaudamos plata para comprar las cosas”, comenta Escalante, mientras en el portal de su vivienda saca su piscina de un cartón. Debe armarla para darse un chapuzón.
El año anterior, el carnaval casi termina en luto, rememora riéndose Escalante. Uno de los vecinos, como si fuera un clavadista olímpico, se lanzó de ‘coco’ a una piscina y se golpeó tan fuerte que se desmayó. La alegría del momento se transformó en preocupación, pero el hombre reaccionó menos de un minuto después.
Con la emoción de unos traguitos ‘encima’, el morador se levantó a carcajadas y siguió bañándose. A sus ‘parceros’ les volvió el color al rostro y continuó la rumba. Fue una anécdota más de esas que con los años se cuentan como chistes.
‘CARNAVALAZO’ CUMPLEAÑERO
A media cuadra de la casa de Escalante, fuera del domicilio de Susana Gonzabay, el carnaval parecía haber empezado el lunes pasado (17 de febrero). Ese día, la fémina cumplió 40 años y también sacó su piscina.
“La piscina se queda de largo hasta el otro viernes”, exclama emocionada. Cada año, la mujer siempre se une a la juerga del barrio, pero esta vez estará ocupada. Aprovechará que en estas fechas la zona está repleta para vender comida.
“Voy a sacar mi puestito de salchipapas y ‘hot dogs’. Con la bendición de Dios espero ganar algo de dinero”, asegura esperanzada Susana.
JUEGO DE LA FAMILIA
En San Martín y la 37, Fátima Salas y los suyos también tienen sus costumbres para esta festividad. En un pequeño garaje colocan una lona y le echan agua con jabón para que la superficie quede resbalosa. Luego los parientes se deslizan acostados. Quien llegue primero al otro extremo gana una cerveza.
“Lo hacemos desde hace cuatro años. Lo vimos en internet y pusimos en práctica la idea”, cita Susana. Y es que cuando no se puede viajar, la creatividad aflora para divertirse como sea.
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ACTIVIDADES recreativas tiene previstas el Municipio para estos días.
LAS CLAVES Primero el deporte, luego la ‘piscinada’.
1. En este barrio del suroeste porteño, en las tardes de carnaval, los vecinos juegan indor y en las noches se bañan en las piscinas y bailan.
Realizan actividades para financiarse.
2. Los moradores organizan rifas y sorteos para reunir dinero y poder comprar alimentos, que luego cocinan entre todos para consumirlos en carnaval.