Machachi revaloriza El Cascaronazo
Cáscaras bañadas en cera y rellenas de agua de rosas eran el elemento primordial para jugar carnaval en este cantón.
Ahora realizan artesanías con los cascarones. Se exhiben muñecos con poncho y sombrero. La experta es Patricia Caiza, de 45 años. “La costumbre es de años y vino con los españoles”, dice.
Los cascarones fueron instrumentos para jugar carnaval en Machachi, cabecera cantonal de Mejía, al sur de Quito. Los muchachos de antaño hacían moldes de cera con papas, chamburos o maracuyás y luego -con una jeringa- los rellenaban con agua de rosas o colonia.
“Se acercaban generalmente a las chicas y con delicadeza les rompían el cascarón en el hombro”, cuenta.
Antes, los cascarones eran blancos, con el pasar del tiempo la creatividad de artesanas como Patricia les dio diversos colores. Hace tiempo, incluso se llevaban la cera derretida de las iglesias para reutilizarla. Esta es una tradición particular de esta zona del país.
Los cascarones son parte del juego que acompaña a las comparsas, carros alegóricos, zanqueros, bandas de pueblo, artistas y demás festejos presididos por la imagen del Niño Jesús de Praga. Aunque según Rafael Soria, director de Participación Ciudadana y Cultura de Mejía, cada comparsa salía con un santo diferente. “Dicen que un día le lanzaron un cascarón al santo y el cura se enojó y por eso dejó de hacerse el desfile”, comenta. La festividad se retomará este año con el objetivo de revalorizarla para que no se pierda. “Es muy diferente a jugar carnaval con violencia. Incluso aporta con las artesanas”, explica Soria.
El desfile se llevó a cabo el 22 de febrero, aunque los preparativos han tomado varias semanas. Sobre todo para Patricia que es una de las encargadas de elaborar los cascarones de este año.
AGRADECIMIENTO
La festividad inicia con la entrega del priostazgo a los padrinos. Este es un evento estrechamente relacionado con el agradecimiento de los productores agropecuarios del cantón, quienes han bautizado a los priostes como el Tai t a d e l a Cosecha y l a Mama de la Siembra, que sintetizan la interculturalidad indígena y mestiza.
Días antes del carnaval, los priostes y autoridades rinden tributo al Divino Niño Jesús, para que la siembra y cosecha de este nuevo año sean bendecidas. Por lo que desde la iglesia de Aloasí, en procesión, se lo llevan hasta Machachi.