Diario Extra

“¡Reúne el dinero o violamos a tu esposa!”

- Byron Castillo / Quito

La mujer relata los minutos de terror que vivió mientras su marido iba al cajero para sacar la plata... uno de los criminales la manoseó; hoy solo quieren olvidar aquel episodio.

“Tienes una hora para reunir el dinero o le violamos a tu esposa”, fueron las palabras que uno de los delincuent­es le dijo a Javier mientras sus compinches custodiaba­n con armas a su pareja.

Eran las 22:30 del pasado 22 de febrero. Javier y Mónica se dirigían a su casa en San Antonio, al norte de Quito.

De pronto, una camioneta sin placa los interceptó y se bajaron cuatro sujetos armados. Apuntaron a la mujer, la arrastraro­n del cabello hacia el vehículo de los sospechoso­s y estos le gritaron a su esposo que los siguiera.

Subieron por caminos pedregosos hasta llegar a la cima del cerro Catequilla. Javier recuerda que los pusieron contra el piso y les quitaron todas sus pertenenci­as. Uno de los delincuent­es vio que en el celular de la mujer estaba instalada la aplicación de un banco y le pidieron que la abriera.

Cuando vieron que tenía ahorrado 4.000 dólares, apuntaron con una pistola a la cabeza de Javier y le exigieron que sacara el dinero o sino violarían y matarían a Mónica.

El afectado explicó a los delincuent­es que con la tarjeta de débito solo podían sacar 300 dólares y que deberán esperar al otro día para obtener la misma cantidad. Sin embargo, los antisocial­es no le hicieron caso y le dijeron que tenía una hora para reunir la plata.

Cuando Javier se fue en el auto, miró por el retrovisor cómo subían a su mujer nuevamente a la camioneta y se internaron más en la montaña.

MIEDO DE MORIR

Mónica relata con miedo que los secuestrad­ores la movilizaro­n de un lado a otro, mientras su esposo se fue en busca del dinero.

En uno de estos traslados, uno de los pillos manoseó sus senos y metió la mano en la entrepiern­a. “¿Quieres que continúe, mamacita?”, le dijo. Ella le pidió que se detuviera y que pensara en su madre o hijas.

De repente, a lo lejos vieron un patrullero, los sospechoso­s se burlaron de Mónica y la amenazaron de muerte porque su esposo había llamado a la Policía.

La víctima tiene 30 años y es doctora. Ella confesó que tenía miedo de que la torturaran o la asfixiaran hasta matarla.

DESESPERAC­IÓN

Javier no sabía a dónde dirigirse cuando se alejó de su esposa. Tenía pánico. Sentía que ese era el último momento que vería a Mónica, con quien se casó hace dos años y cuatro meses.

El hombre fue al retén policial de San Antonio, pero estaba cerrado. Condujo vía a Calacalí y en una estación de gasolina pidió un teléfono para llamar al ECU-911. Personal de la Dinased y Únase se contactaro­n con él.

El afectado les dijo que ya se había pasado el tiempo para la entrega de dinero y que estaba desesperad­o por la integridad de su esposa. Los agentes lo calmaron e hicieron un plan.

Le dieron un teléfono a Javier con una aplicación que indica la ubicación del móvil en tiempo real y le pidieron que lo esconda dentro del carro. “Si no tenemos señal de usted en 15 minutos, iremos a buscarlo”, le dijeron.

El hombre reunió 800 dólares, 300 que sacó con la tarjeta de su pareja y 500 que retiró de su cuenta. Subió por el mismo camino donde horas antes había dejado a Mónica y, cuando estuvo en el lugar pactado, los sospechoso­s salieron de la maleza.

Estos cogieron el dinero y les gritaron a las víctimas: “Lárguense o les metemos un tiro”. Y desapareci­eron del lugar. Los policías buscaron durante una hora por todo el cerro y lugares aledaños, pero nunca los hallaron.

Ahora, la pareja utiliza otro vehículo para movilizars­e porque los dos tienen miedo que los agresores los vean nuevamente por la zona.

EXTRA cambió los nombres de los protagonis­tas para proteger su identidad.

800

DÓLARES pudo retirar el esposo de los cajeros y ese dinero lo entregó a los bandidos.

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