Diario Extra

El tesoro escondido de un templo colonial

Mientras inspeccion­aban los espacios de rehabilita­ción, ubicaron un mural que data de inicios del siglo pasado. Podría representa­r la puerta clásica del templo.

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Revisaron cada centímetro de la iglesia de Santa Bárbara. Los técnicos en restauraci­ón debían identifica­r cuáles espacios necesitaba­n arreglos en techos, puertas, retablos y pisos de ese templo, ubicado en la calle García Moreno, en el Centro Histórico de Quito.

Cuando l l e g a r o n a l l a d o oeste del altar, encontraro­n que detrás de algunas capas de pintura había un mural, que data de inicios del siglo pasado, según Leonardo Espín, técnico de restauraci­ón del Instituto Metropolit­ano de Patrimonio del Municipio.

La obra de, al menos, diez metros cuadrados, tiene plasmada una especie de puerta con vitrales desde los que se aprecia un fragmento del cielo.

Se cree que la pieza es una recreación del umbral original de esa capilla.

Pero antes de que la obra fuera descubiert­a por los restaurado­res, hubo un trabajo extenso. Fueron seis capas de pintura las que debieron remover para exponer el 90 por ciento de la muestra. “Los trabajos continúan”, asegura Espín.

Fue en diciembre del año pasado cuando una cuadrilla de la Alcaldía de Quito inició la reha

bilitación en ese templo de facha blanca con celeste. Está previsto que las actividade­s se realicen hasta abril próximo.

Mientras tanto, los especialis­tas continúan descubrien­do nuevas partes del mural. “Se debió tomar una muestra y analizarla en el laboratori­o para definir con qué sustancias se debe retirar la pintura de encima. Debajo de la obra hay otras cuatro capas”, detalló el técnico.

Se cree que la puerta fue plasmada al óleo y para evitar su deterioro se recurrió a varios solventes aromáticos y geles de limpieza. “Es importante aplicarlos, dejarlos actuar durante un tiempo y removerlos”, mencionó Espín.

Para las otras costras se debió utilizar un bisturí, especialme­nte en la que tenía cal. Según Espín, es un proceso que se realiza de capa en capa. Tres personas participan al momento en ese espacio que ha dejado maravillad­o a más de uno.

UNA IGLESIA HISTÓRICA

Aunque es una construcci­ón, relativame­nte moderna, debido a que un sismo causó su deterioro y debió ser levantada nuevamente, el historiado­r Carlos Montalvo asegura que tiene cimientos de la época de la llegada de los españoles.

En aquellos días, en ese punto se realizaban las primeras misas, pero no fue hasta 1560 que se convirtió en una capilla parroquial.

El templo se edificó en honor a la santa que le dio nombre, ya que Santa Bárbara era la patrona de las luchas en contra de los bárbaros e infieles para imponer el cristianis­mo.

Montalvo contó que el lugar ha sido hogar de diferentes comunidade­s religiosas como los agustinos y jesuitas.

A un costado del templo se alzó una plazoleta con una fuente de agua, alimentada por un “viejo canal prehispáni­co”.

Junto a la iglesia también se colocó una cruz de piedra, la primera de las siete que conforman la calle de las siete cruces.

En el siglo XIX, estos crucifijos fueron retirados. En donde estaba la de Santa Bárbara, se colocó una pila de bronce. “La había donado un vecino muy acaudalado para ganarse el cielo”, mencionó el historiado­r.

Años más tarde, a finales de la década de los noventa, el Fondo de Salvamento volvió a montar las cruces, basadas en su diseño original. Actualment­e, el templo mantiene neoclásico­s, realizados por el arquitecto Juan Pablo Sanz en 1892.

“Hubo años en los que se notaba el descuido, sobre todo por la basura que botaban en el exterior. Además tenía un olor muy desagradab­le. Ahora la gente es más consciente”, comentó Ruth Chugá, moradora, quien acude con su madre al templo para la celebració­n de la eucaristía. “Le gusta porque tiene pinturas y esculturas bonitas. Además es un espacio tranquilo”, añadió.

PATRONA

Santa Bárbara es reconocida como la patrona de los bomberos, los militares y los mineros. Es representa­da con un rayo. Su fiesta es el 4 de diciembre.

Así opina LEONARDO ESPÍN técnico en restauraci­ón

Para evitar el daño en el exterior fue necesario colocar rejas. Con esto se mantiene cuidada la pintura y se evita que se llene de basura o que la gente vandalice el espacio”.

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Fotos: Ángelo Chamba / EXTRA 1. El mural tiene 10 metros cuadrados y podría representa­r el umbral original del templo.
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2. Para descubrir el mural fue necesario remover, al menos, seis capas de pintura.
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En el sitio se realizan tareas de rehabilita­ción de los espacios y de las piezas artísticas.
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