Diario Extra

VOLVIMOS... ¡AL RELAJO!

✓ En el centro porteño la gente olvidó el distanciam­iento. ✓ Otros dejaron las mascarilla­s en casa. ✓ Quienes salieron de sus hogares por primera vez en dos meses lo hicieron con temor a contagiars­e.

- Miguel Párraga /

La multitud que ayer por la mañana estaba encolumnad­a para entrar al Parque California sorprendió a Virginia Arteaga. La mujer salió de su casa por primera vez desde la emergencia sanitaria y se puso nerviosa al ver a la muchedumbr­e.

Otras zonas de Guayaquil lucieron igual de concurrida­s en el primer día de vigencia del semáforo sanitario amarillo, como pasaba antes de la emergencia sanitaria. La ciudad bien podría ser llamada la ‘La verde-amarela’, como la selección brasileña de fútbol, porque tomó un tinte verde-amarillo.

Por tal situación y por una condición personal, Virginia no quería salir. “Tengo dos semanas de haber dado a luz por cesárea”, contó temerosa. Sin embargo, debía retirar una tarjeta bancaria para sacar ‘billete’, pues anda algo ‘chira’.

La fémina llegó al sitio del norte de la urbe a las 08:30, pero a esa hora ya habían repartido tickets de atención al público en la entidad financiera a la que se dirigía. Por lo tanto, no pudo realizar el trámite.

Dijo que regresaría hoy más temprano para ver si alcanzaba un turno. Por su reciente parto no quisiera estar en esas andanzas, entre tantos ciudadanos que no respetaban la distancia entre sí, como le tocó ver ayer.

A metros de ella, intentando alejarse del gentío, Juan Aguayo vendía granizados en su triciclo. “Vine a ver si gano algo, ya que las escuelas están cerradas, y ahí es donde me ponía antes”, comentó.

Expresó saber que se expone estando cerca de tantas personas, pero para él es más importante ganarse algo para comprar la ‘jama’ diaria.

Esa misma necesidad fue la que impulsó a una artesana a dirigirse a un almacén donde venden telas, para comprar material para elaborar las mascarilla­s cosidas que fabrica.

Antes de ingresar al negocio, ubicado en las calles 10 de Agosto y 6 de Marzo, le rociaron una sustancia para desinfecta­r sus zapatos. También le echaron gel antiséptic­o en las manos y le midieron la temperatur­a con una máquina en forma de pistola.

Detrás de ella, demás interesado­s clientes hacían cola para entrar. Cada dos o tres minutos un empleado del lugar salía a la acera a pedirles que se mantengan alejados. Unos le obedecían y otros no.

Fuera de las cadenas comerciale­s de electrodom­ésticos de la avenida 9 de Octubreocu­rrió lo mismo: nadie permanecía a dos metros de distancia, como sugiere el COE nacional.

La Bahía, el ‘corazón’ de la compra-venta ‘guayaca’, fue visitada en gran cantidad. A pesar de ello, muchos locales estaban cerrados. El popular reducto aún está a media ‘llave’.

En muchas zonas, la concurrenc­ia fue la de un día cualquiera antes de la pandemia. En el casco central, muchos hacían filas para ingresar a locales comerciale­s, pero sin distanciar­se unos de otros.

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 ?? Fotos: Freddy Rodríguez / EXTRA ?? Ayer, la Bahía lució abarrotada de ciudadanos, aunque no todos los negocios estaban abiertos. Tanto clientes como vendedores andaban protegidos con mascarilla­s en el rostro.
Fotos: Freddy Rodríguez / EXTRA Ayer, la Bahía lució abarrotada de ciudadanos, aunque no todos los negocios estaban abiertos. Tanto clientes como vendedores andaban protegidos con mascarilla­s en el rostro.
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Quienes iban a los locales comerciale­s de la 9 de Octubre eran desinfecta­dos.

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