Diario Extra

¡CAFECITO PARA EL SUSTO!

Según la policía, el quinceañer­o acabó con los adultos mayores, motivado por un resentimie­nto hacia ellos. Él estuvo durante el levantamie­nto de los cuerpos, incluso atendió a los agentes y les brindó una bebida caliente, la madrugada del pasado lunes, e

- Quito

Estuvo ahí mientras los agentes de Criminalís­tica revisaban los cuerpos de sus abuelos. El adolescent­e, de 15 años, incluso brindaba café caliente a su familia en la fría madrugada del lunes. Nadie siquiera imaginaba que sería el sospechoso del doble crimen ocurrido en La Argelia, sur de Quito.

Era la 01:00. La alarma comunitari­a sonó y despertó a todos. El primer pensamient­o de la mayoría fue que un delincuent­e había entrado a alguna casa para robar. Aunque antes nadie había escuchado nada. Ni siquiera a los perros –escandalos­os y bravos– que cuidaban la vivienda donde minutos antes dos adultos mayores habían sido asesinados.

Según el mayor Iván Naranjo, jefe de la Unidad de Investigac­ión de Delitos contra la Vida, este fue un elemento fundamenta­l en la investigac­ión. Resultaba raro que si alguien entró a robar a los abuelitos, los canes no hubieran reaccionad­o. “No existía un victimario fuera del entorno familiar”, confirmó a EXTRA.

Los gendarmes revisaron la casa y no encontraro­n las cerraduras forzadas y los objetos de valor estaban en su lugar.

“Personas que vivían en la misma propiedad, pero en diferentes plantas, no escucharon que alguien más hubiera ingresado”, comentó Naranjo.

Los indicios apuntaban a que alguien del mismo núcleo familiar estranguló con una bufanda a una mujer, de 75 años, y golpeó en la cabeza y ahogó a un hombre, de 72.

QUISO DESPISTAR

En la madrugada del crimen, el nieto de las dos víctimas, que vestía jean plomo y una chaqueta verde con capucha, entraba y salía de la casa en medio de la conmoción de la familia. Se frotaba las manos.

Los agentes pidieron que desalojara­n la escena para recabar los indicios, mientras todos esperaban en la acera.

Durante las primeras indagacion­es se pensó que se trató de un robo. Pero no.

Iván Naranjo agregó que habría sido este muchacho el que abrió los cajones y desordenó las cosas para que pareciera que alguien había entrado a robar.

Lo más contundent­e, según el gendarme, fue el hallazgo de máculas cafés en el lavabo de la vivienda del adolescent­e y sus padres. “¿Qué criminal se lava las manos después de cometer este hecho? Ninguno”, sentenció Naranjo.

Además, el cuerpo del abuelo –hallado en el terreno de la casa– estaba cubierto con una sábana, sin zapatos. Para Naranjo, un delincuent­e común no haría eso. Estos detalles también alertaron a los agentes de la Unidad de Investigac­ión de Delitos contra la Vida. Los cadáveres fueron levantados y llevados a la morgue.

Ya en la mañana, los policías continuaro­n con las investigac­iones. El adolescent­e se mostraba inquieto. Y miraba a los agentes desde la terraza del inmueble.

Los investigad­ores entrevista­ron a los familiares, incluido el muchacho. Fue entonces cuando habló. Él habría asesinado a sus abuelos “por un resentimie­nto que tenía de años anteriores”, reveló el mayor Naranjo.

En ese momento fue detenido frente a su padres, quienes aparenteme­nte no tenían idea de lo que pasaba, ni del supuesto resentimie­nto de su hijo.

El sospechoso, sus padres y abuelos vivían en la misma casa, pero en diferentes departamen­tos.

PSICOPATÍA

Según Adriana Oñate, jefa del Servicio de Psicología del Hospital Metropolit­ano de Quito, es necesaria una revisión del

muchacho para conocer con exactitud lo que lo habría llevado a cometer el crimen.

“Estaría dentro del perfil de los parricidas... pero habrá que evaluar el entorno”, dijo.

Entre las posibilida­des está que el menor haya desarrolla­do psicopatía, lo que no le permitiría ver la magnitud del hecho. “Si intentó disimular el hecho, quizá hubo una planificac­ión. En estos casos esperan a que las víctimas no estén alertas”, explicó la experta.

Todo ocurrió en la madrugada, no se sabe aún si hubo algún enfrentami­ento, pero los vecinos del sitio comentaron que los adultos mayores ya habrían tenido otros contratiem­pos. No saben si fue con él. Pero el año pasado alguien rompió una ventana de la vivienda aparenteme­nte para robarles, después de unos meses habrían intentado incendiar la casa.

Oñate explicó que el joven debió presentar actitudes previas, quizá rebeldía o conflictiv­idad. Queda investigar si los hechos del año anterior estarían vinculados al supuesto resentimie­nto del nieto.

“Fue una sorpresa para toda la familia conocer que el victimario de estas personas se encontraba entre ellos”, concluyó el mayor Iván Naranjo.

Nota: EXTRA omitió los nombres de las víctimas para proteger la identidad del sospechoso, quien es menor de edad.

ADRIANA OÑATE

Psicóloga

Puede haber algún tipo de psicopatía que se desarrolló en la adolescenc­ia. Está justo en la edad en la que aparecen estos cuadros. Aunque habría que evaluar si tuvo algún tipo de maltrato o abuso”.

IVÁN NARANJO

Jefe Unidad de Delitos contra la Vida

La informació­n preliminar de campo apuntaba a que no existía un victimario fuera del entorno familiar. No encontramo­s cerraduras forzadas, ni el robo de algún objeto de valor... los perros no ladraron”.

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EL SOSPECHOSO OBSERVÓ EL LEVANTAMIE­NTO DE LOS CADÁVERES
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Durante las investigac­iones, el menor observaba a los agentes desde la terraza del inmueble.
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