Ahora le ‘pican’ las manos
“Yo era de los que recibía clases con un balón de fútbol porque me picaban los pies por jugar”, confesó el periodista deportivo José Luis Almeida.
Ese deporte ha sido el motor de su existencia desde que era un niño. Cuando creció deseaba que su mundo girara en torno a él y por eso se convirtió en cronista de fútbol. Trabajó con algunos deportistas y en algunas radios de la Sierra para las que cubrió los mundiales del Brasil 2014 y Rusia 2018.
Sin embargo, la pandemia del coronavirus lo dejó sin trabajo en ese ámbito, por lo que decidió emprender en la cocina. Nunca antes se había interesado en el arte culinario sino hasta ahora, a los 43 años, cuando en el confinamiento prestó atención de cómo su madre Ximena León preparaba los tradicionales tamales quiteños.
Aprendió rápido y “ahora de este caballo no me pienso bajar”, afirmó. Encontró en dicha actividad no solo una forma de ganar dinero, sino una pasión con la que quiere honrar a su madre. Por eso le puso de nombre ‘León, el tamal quiteño’ a su emprendimiento.
Vio con paciencia cómo ella se dedicaba a hacer dicho platillo y fue siguiendo todas las recomendaciones, desde cómo se pica la cebolla hasta cómo obtener la consistencia perfecta de la mezcla de la masa.
Además, con los tamales desea recuperar el gusto entre la ciudadanía hacia la gastronomía local, pues cree que últimamente las personas han preferido consumir alimentos extranjeros y ha dejado de lado el deleite por la comida nacional.
Aunque un tanto temeroso de nombrar a quienes se han convertido en sus clientes, porque no desea que ninguno se resienta, en la lista están el músico Hugo Ferro, fundador de los grupos Chaucha Kings y Cacería de Lagartos. También el cantante Roberto Proaño, miembros de la banda Copa Rota y el deportista seleccionado nacional y campeón de BMX, Juan Montesdeoca.
Entre risas, José Luis menciona que le causa gracia que en redes sociales lo bautizaron como el tamalero de los famosos en la capital ecuatoriana.
RUTINA
La actividad de José Luis comienza a las 07:30 para mezclar todos los ingredientes y cerca de las 13:00 los pone en la tamalera para que se cocinen. Allí los deja dos horas y desde las 16:00 realiza las entregas. En este tiempo se ha dado cuenta que el hacer comida requiere de dedicación y que no es algo que se hace de un momento a otro, por lo que ahora admira más a quienes tienen ese oficio.