El ocaso de los realities
El nuevo milenio se inició con el auge de los programas de competencia, que eran la novedad en Chile, Perú, Argentina, entre otros países.
Fue TC Televisión el primero en comprar la franquicia de Calle 7 a los chilenos, la trajo a Ecuador y fue un éxito.
Más tarde apareció Combate en RTS, una producción nacional que logró venderse con éxito a países en Centroamérica, y luego BLN (Baila La Noche) en Canal Uno, también de producción propia.
A muchos participantes se les subieron los humos. Se tornaron divos inalcanzables para luego caer en depresión cuando terminaba su temporada y venían los nuevos integrantes. El público los quería enseguida y los olvidaba al instante.
Pero todo tiene su ciclo. Calle 7 terminó hace tres años con poca audiencia, y Combate, que en su mejor momento fue ‘bacán”, como decía su canción, dejó de serlo.
El lunes llegó el fin de BLN. Fue el programa más visto de la noche y aunque se culpa a los problemas económicos lo cierto es que no volvió a tener la misma sintonía.
Esto marca el fin de los chicos realities y los pocos que lograron surgir son contados con los dedo. Y es que de la mayoría de los competidores de las temporadas pasadas nadie se acuerda.