Tierra de la guayusa
Con alegría se revivió la historia de esta ciudad, con más de un siglo de leyendas y cuya capital se levantó sobre lo que fue una laguna encantada.
El honor de su hija fue mancillado. Esa afrenta solo se limpiaba con sangre. Llorando la desgracia de la princesa, el rey, indignado, dispuso la muerte de quienes traicionaron su confianza y abusaron de las jóvenes doncellas.
Los viajeros extranjeros fueron sacrificados y arrojados a una laguna. El agua se tiñó de rojo. Por la pócima de un brujo, el lugar quedó encantado.
Desapareció el palacio que habría existido en tiempos del reino de los incas, junto con el rey y las jóvenes violentadas. De aquel sitio quedó una laguna que con el paso del tiempo se secó. En esa zona fue levantada Zumba.
Esta es una de las leyendas que forman parte del folclor de Chinchipe, cantón de la provincia de Zamora Chinchipe que cumplió un siglo de existencia.
Didier Carranza, concejal del cantón, en la reseña histórica subrayó que Chinchipe era una pequeña parcialidad o tribu indígena que habitaba a orillas del río del cual tomó su nombre. En 1549 en una descripción de Jaén se menciona el pueblo de Chinchipe o Chenchipe por el capitán español Diego Palomino. El 5 de enero de 1921 fue declarado cantón y es la localidad más antigua de la provincia.
A más de sus cuentos que prevalecen de siglos atrás, se han transmitido sus costumbres y tradiciones, como el consumo de la guayusa. Por ello se llama a Chinchipe la Tierra de la Guayusa.
Según narraciones, los incas encontraban esta planta en estado silvestre y la usaban para preparar infusiones. En el siglo XVIII ya la utilizaban en preparados medicinales y actualmente la ingieren como agua aromática para acompañar las comidas. Además la combinaron con licor, dando origen al autóctono trago de guayusa.
Un barrio de esta ciudad lleva ese nombre porque “antiguamente fue un bosque conformado por enormes árboles de esta especie”. A la guayusa también se le hizo un homenaje con una canción en cuya letra “se refleja la voluntad y el deber de servir a la patria en estos lugares tan apartados del resto del país”.