¡CONDONES CAÍDOS!
CERRARON LA 18, AHORA POR LA NUEVA CEPA
Opiniones divididas por clausura de barrio de tolerancia de Guayaquil.
Hay opiniones a favor y en contra respecto a la clausura. Epidemiólogo dice que debe cerrarse, pero los dueños
aseguran que no pueden estar sin trabajar.
Así
opinan CARLOS FARFÁN
comerciante Una alternativa que podrían empezar a implementar a propósito de la pandemia es retirar estos centros del perímetro urbano”. TANIA AMÉZAGA
estudiante No me parece que los cierren. Porque si los cierran a ellos deben clausurar a otros lugares. Ya depende de la gente, de cómo se cuida”. ÁNGEL NAVARRO
ingeniero Todos los seres humanos necesitamos alimentarnos. Hay que ser equitativos para que ellos tengan la posibilidad de trabajar”. ÓSCAR DEL CASTILLO Me parece que la prostitución clandestina puede ser más peligrosa, porque al menos en la 18 hay un control. Creo que habrá más contagios”.
Les abren, les cierran, les abren, les cierran... Este vaivén tiene indignados a los propietarios del barrio de tolerancia de Guayaquil, cuyas puertas amanecieron con sellos de clausura la mañana del pasado martes.
Según Brenda Rentería, presidenta de los centros que forman la 18, como conocen a la zona, el cierre se dio la noche del lunes, por disposición del Comité de Operaciones de Emergencias (COE), debido al anuncio de la nueva cepa del COVID-19 en Ecuador.
“El COE Nacional, en sesión permanente del lunes 11 de enero de 2021, por unanimidad de los miembros plenos, ante el pronunciamiento del Ministerio de Salud Pública, que confirma la presencia de la variante de COVID-19 en el país, resolvió: Mantener cerradas las actividades que se realizan en espacios que no garantizan distanciamiento social tales como: bares discotecas, centros de tolerancia, centros de diversión nocturna y afines”, dice parte del comunicado.
Para Rentería, este cierre no tiene lógica, porque mientras ellos no trabajan, la prostitución clandestina prolifera. “Al menos en la 18, nosotros llevamos un control de las mujeres con pruebas. Al cerrar la zona, ellas se van a la calle a trabajar con la clandestinidad, sin control”, dijo ayer, luego de esperar por horas a ser atendida en el Departamento de Justicia y Vigilancia del Municipio de Guayaquil.
El taxista Julio Montoya considera que la decisión de las autoridades es válida para frenar los contagios. Cree que esta profesión es de contacto, cuando a todos se les pide que haya distanciamiento.
Sin embargo, para el comerciante Roger Salazar, las clausuras de los centros puede significar un error, porque él ve cómo a diario las trabajadas sexuales repletan varias calles del centro de la ciudad, donde él labora. “Al menos en los prostíbulos se les puede controlar si alguna de ellas presenta síntomas”, dijo.
El epidemiólogo Luis Triviño, exdirector Nacional del
Servicio de Malaria, lamenta que, aunque este tipo de lugares genere empleo, de preferencia deben ser cerrados.
“La gente no ha entendido la magnitud del virus. Todos debemos hacer conciencia y poner el hombro. La gente tampoco respeta. Usted se va al parque, la gente anda sin mascarilla, no hay tolerancia y no se cumple con lo que tienen que cumplir”, lamentó.
Aunque reconoce que hay trabajo sexual clandestino, reiteró que este tipo de actividades debe buscar otras alternativas para evitar las aglomeraciones.
ALTERNATIVAS
Los dueños de los centros de tolerancia esperaban hablar con las autoridades para buscar alternativas.