Diario Extra

“NO ME PARAN BOLA”

CLAMOR DE UNA ADULTA MAYOR EN GUAYAQUIL

- José Pizza /

✓ Dora Herrera no puede levantarse y su casa está a un ‘pelito’ de caerse.

✓ La cuida un sobrino que padece esquizofre­nia.

No es de cartón, pero basta dar unas palmadas en cualquiera de las paredes para confirmar lo frágil que está una de las casas de la calle Cuenca, entre la 11 y la 12, suroeste de Guayaquil.

Vecinos y peatones comentan que se han salvado por ‘un pelito’ de los trozos de ladrillo y madera que caen de la parte alta de la vetusta vivienda mixta de dos pisos, cuya numeración es 3.816.

“Las paredes de la casa están débiles, en cualquier momento pueden caer como naipes, lo que podría ocasionar una desgracia en el barrio”, advirtió Gonzalo Salvador, propietari­o del terreno de al lado.

Moradores señalan que, en dos ocasiones, el inmueble estuvo a punto de ser demolido por personal del Municipio de Guayaquil.

Pero lo que motivó a que el Cabildo diera un paso al costado a la decisión fueron las súplicas de la propietari­a Dora

Herrera González, una persona de 65 años que padece de discapacid­ad física.

La adulta mayor permanece postrada en una cama, debido a una infección a los huesos que le provocó discapacid­ad física desde que era una niña y, además, padece una serie de enfermedad­es, como desnutrici­ón y afectación en los riñones.

Un pequeño ambiente es el único habitable en esa vivienda, donde apenas hay chance para la cama, una silla de ruedas y una vieja refrigerad­ora.

Los cuartos aledaños están destruidos, mientras que en la segunda planta no se puede poner un solo pie por lo endeble del piso. La situación se complicará con el invierno.

Doña Dora no tiene más apoyo familiar que el de su sobrino Pedro. Cuando pueden algunos vecinos los ayudan con la alimentaci­ón. “Aunque hay días en que dormimos con el estómago vacío”, expresó Pedro.

La adulta mayor asegura que tiene familia en Manabí y en España, pero “no me paran bola o se hacen los locos”. No sabe cómo conseguir para las medicinas.

Como si no fuera suficiente, Pedro, de 45 años, hasta hace poco estuvo internado en el Instituto de Neurocienc­ias por padecer cierto grado de esquizofre­nia, lo que le ha impedido conseguir trabajo.

“No sé que es peor, ver a mi tía en una cama sin que la ayude llegue o que en cualquier momento la casa nos caiga en la cabeza”, manifestó Pedro, quien reiteradam­ente pedía al equipo de Diario EXTRA que no lo vuelvan a internar, “sino quién cuida a mi tía”.

Doña Dora y Pedro esperan que la próxima visita de las autoridade­s no sea para pretender demoler la casa, sino que vengan con alimentos, medicinas, y quizá un espacio en donde puedan estar seguros.

NECESIDAD

Doña Dora necesita de una nueva silla de ruedas, medicinas y suplemento­s vitamínico­s.

60

AÑOS

es el tiempo en que fue construido el inmueble, según moradores.

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Parte de las paredes laterales de la vivienda han cedido, lo que representa un alto riesgo para esta familia y moradores de este sector del suroeste de Guayaquil.
Fotos: José Pizza / EXTRA Dora Herrera y su sobrino Pedro apenas cuentan con un pequeño ambiente. Parte de las paredes laterales de la vivienda han cedido, lo que representa un alto riesgo para esta familia y moradores de este sector del suroeste de Guayaquil.
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La preocupaci­ón de Pedro es que en cualquier momento colapse la casa.
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