Tras la pista del suicidio
La Fiscalía investigará el caso y probablemente se analizarán las sustancias que se ‘mandaron’.
Un manto de incertidumbre cubre el suicidio de los dos médicos posgradistas que se habrían inyectado sedantes.
Para la Policía Nacional, Tatiana Lisbeth Calderón Pilligua, de 29 años, y Renato Joshymar Rodríguez Mallea, de 30 años, se habrían quitado la vida, ya que en el informe de las autopsias ninguno de los dos cadáveres presentaba signos de violencia.
El jefe subrogante de la Unidad de Criminalística en la Zona 8, mayor Jonathan Reyes, señaló que ambos profesionales de la salud fallecieron por infartos al miocardio por ausencia respiratoria.
“Al momento de la inspección del departamento del doctor (Renato Rodríguez) se halló su cadáver con un suero que aún contenía una sustancia. Por otra parte, el cadáver de la doctora (Tatiana Calderón) tenía una jeringa en su brazo, que también contenía un fármaco”, indicó el oficial.
El mayor Reyes añadió que por no ser una muerte violenta (sin delito), para investigar el caso debe existir un impulso del fiscal que realiza las diligencias.
“Lo más probable es que en los próximos días el fiscal pida analizar las sustancias que están en el suero y en la jeringa”, señaló el uniformado.
Reyes agregó que el levantamiento del cuerpo masculino se realizó a las 11:00 del martes, mientras que el de la mujer se efectuó a las 18:00.
El director nacional de Delitos contra la Vida, Muertes
Violentas, Desapariciones, Extorsión y Secuestro (Dinased), coronel Freddy Sarzosa, manifestó que hasta la tarde de ayer ningún familiar de ambas partes había puesto alguna denuncia referente a la muerte.
“Solo existió una denuncia por la desaparición de la joven, pero una vez que fue hallada sin vida y con los signos ya mencionados, queda sin efecto”, finalizó el coronel.
FALLECIMIENTO
Entre 12 y 18 horas de muertos habrían tenido los cuerpos cuando fueron encontrados. No presentaban aún rigidez cadavérica.