Diario Extra

A dormir con un ojo ABIERTO EN LA ROCA

Una abogada explica que las autoridade­s debieron generar mejores condicione­s de seguridad en el traslado y permanenci­a del privado de libertad.

- Byron Castillo /

Así opina JOHANNA ORBE abogada

El juez solo cumplió con el proceso requerido. El SNAI debió brindar las seguridade­s al reo y a la población penitencia­ria”.

Marcelo Anchundia durmió sus primeras dos noches en el centro de máxima seguridad denominado La Roca, en Guayaquil.

Él y otros cinco cabecillas de bandas delincuenc­iales fueran trasladado­s a otros centros penitencia­rios luego de la matanza que se vivió en la cárcel de Bellavista, en Santo Domingo de los Tsáchilas, la madrugada del pasado lunes.

En este hecho violento murieron 44 reclusos. Según la Policía y el Ministerio del Interior, la masacre se había provocado por la presencia de Anchundia, líder de la banda R7, quien fue trasladado a esta prisión desde La Roca, el pasado 30 de abril, gracias a una acción de protección con medida cautelar.

Según el expediente del caso, Anchundia dijo que lo amenazaron de muerte a él y a su familia, que no pudo salir de su celda por varios días porque intentaron ahorcarlo en el baño y quisieron hacer pasar su muerte como un suicidio. Incluso, el privado de libertad mencionó que “tengo miedo hasta de comer, porque pienso que me pueden envenenar”.

El juez dispuso que se lo trasladara a la cárcel de Bellavista al considerar que su vida estaba en riesgo. Pero Anchundia no estuvo en La Roca por portarse bien. Fue considerad­o uno de los responsabl­es de la masacre ocurrida en la cárcel de Turi, el pasado 3 de abril, en la que falleciero­n 20 reclusos y, para que no cause más problemas, lo cambiaron.

Sin embargo, en la cárcel de Santo Domingo parece que tampoco lo querían porque, según la Policía, los causantes de la masacre intentaron llegar a la celda de Anchundia para matarlo en venganza de lo que él habría provocado en Cuenca.

Durante la audiencia de acción de protección, el privado de libertad también expuso que quería ver a su esposa e hija recién nacida, quienes viven en esa provincia. Este argumento también habría sido considerad­o por el juez, quien resolvió que se dé la medida cautelar.

Pero Anchundia ya conocía este recinto carcelario. El reo estuvo recluido en ese lugar en el 2016. Fue considerad­o como el más buscado de Manabí luego de asesinar a un hombre en el sector de La Chorrera.

FALTÓ PRECISIÓN

La Policía considera que Anchundia intentó sentirse a salvó en la cárcel de Santo Domingo, pero le salió mala la jugada, porque casi lo matan.

Pablo Ramírez, director del

Servicio de Atención a Personas Privadas de la Libertad (SNAI), indicó que el traslado de Anchundia respondía a una de las 124 solicitude­s de habeas corpus que se solicitaro­n luego de la matanza en el Turi. Sin embargo, en la Función Judicial el caso se presenta como una acción de protección, que en los últimos años, ha aumentado en el país (ver infografía).

El abogado Pablo Encalada explicó que ambos recursos son garantías constituci­onales. El habeas corpus busca defender la libertad de una persona que ha sido detenida de forma ilegal, arbitraria o ilegítima. O para los privados de libertad que tienen en riesgo su vida y su libertad física.

En cambio las acciones de protección se presentan cuando se vulneran los derechos constituci­onales de las personas como la salud, la vida... En estas acciones se pide una medida cautelar para que se suspendan de forma inmediata dichas vulneracio­nes.

Ante este contexto, la jurista Johanna Orbe, experta en derecho constituci­onal, explicó que el juez conoció de la solicitud, calificó la demanda constituci­onal y resolvió la medida cautelar del traslado a favor de Anchundia porque es de carácter urgente. “Está bien motivada la resolución. Lo que sí debieron tener en cuenta es en el criterio de traslado”.

Orbe indicó que el SNAI debió proveer de las seguridade­s necesarias para que el reo no corra peligro en el traslado. “Debieron pensar en llevarlo a una prisión de máxima seguridad o de dar las mejores condicione­s de seguridad en la prisión a la que fue trasladado”.

Es decir, el juez dio una medida cautelar mientras el SNAI debía tomar acciones.

Ahora Anchundia duerme con un ojo abierto, porque volvió a la misma prisión de la cual pidió ser cambiado por miedo de que lo asesinaran.

EL DATO

La Policía informó que Anchundia comparte pabellón con cuatro líderes peligrosos de la banda Los Lobos.

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Fotos: Cortesía Anchundia y otros líderes de bandas organizada­s fueron trasladado­s desde la prisión de Santo Domingo hacia La Roca, en Guayaquil.
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