Diario Extra

¡EL ‘BICHO’ FREGÓ los trasplante­s de órganos!

El enfoque en la emergencia sanitaria dificultó la identifica­ción de donantes. Aproximada­mente 2 de cada 10 ciudadanos renuncian a esa condición que permite salvar vidas. Médico pide que se promueva la acreditaci­ón de más casas de salud.

- Miguel Párraga / Guayaquil

Nueve meses atrás, a Édgar Giovanni Guerrero Vega le pronostica­ron poco tiempo de vida. Su esperanza era someterse a un trasplante de hígado. Con esa ilusión partió de Quito, aunque invadido de dudas. Felizmente, en febrero volvió victorioso.

El triste diagnóstic­o de salud fue en agosto de 2021. A su esposa, Rosa Yánez, le dijeron que lo llevara a casa porque supuestame­nte no tenía salvación.

Sin embargo, luego hubo la posibilida­d de que en Guayaquil le realizaran la compleja operación, en el hospital-clínica San Francisco. Édgar se aferró a esa oportunida­d y viajó al Puerto Principal con su cónyuge.

La fe en el Creador fue lo único que lo mantuvo firme, reconoce. En el camino fueron apareciend­o complicaci­ones que a ratos desalentab­an sus ganas de darle pelea a la cirrosis y fibrosis, sus oponentes.

“Estuve en cuidados intensivos. Fue una experienci­a que solo Dios y los doctores saben cómo la pasé... A veces ido, a veces consciente”, relata recordando sus trágicos momentos postrado en una cama.

Cuando le hicieron los análisis médicos necesarios previo a la intervenci­ón, él estaba descompens­ado. Su estado era tan crítico que no fue posible utilizar el primer hígado compatible que había disponible.

Posteriorm­ente, los galenos lograron estabiliza­rlo para la operación. El 6 de septiembre de 2021 finalmente se llevó a cabo el proceso con otro órgano de parámetros compatible­s.

El cuidado posterior fue extremo. Nuevamente estuvo en cuidados intensivos, cuenta. Además, le suministra­ban medicación en dosis reducidas. No podían administrá­rselas completame­nte hasta que su cuerpo se adaptara al nuevo órgano.

“Esas medicacion­es a veces son un poco fuertes, generan otras alteracion­es, pero en general son manejables y obviamente no son mayores que la enfermedad que lleva a los pacientes a esa condición”, comenta Matías Altes, coordinado­r de Trasplante del hospital San Francisco.

El especialis­ta menciona que los procesos con más dificultad son aquellos de cuyas personas que ya recibieron cirugías previas, pues las condicione­s corporales no son las mismas.

PANDEMIA AFECTÓ EL RITMO

Édgar está eternament­e agradecido con los doctores y ese donante que no conoce, pero le permitió seguir entre los suyos.

Considera haber recibido una bendición. Otros pacientes no tienen la misma suerte y deben atravesar tiempos de espera prolongado­s hasta que aparezca un donante.

Según cifras otorgadas por el Instituto Nacional de Donación y Trasplante de Órganos, Tejido y Células (Indot), hasta el 23 de febrero de 2022, a es

CAMPAÑAS

El Indot refiere mantener convenios, capacitaci­ones y talleres para fomentar la donación de órganos.

cala nacional, 1.753 ciudadanos aún no eran operados (ver infografía).

La ley que regula la donación y trasplante­s de órganos, vigente desde el 4 de marzo de 2011, estipula que los ecuatorian­os y extranjero­s residentes legales en el país, mayores de 18 años, al fallecer se convierten en donantes. Pero pueden expresar su voluntad o no de serlo en el Registro Civil al obtener un documento de identidad.

Cuando muere un ciudadano que mantuvo su estado de donante, se debe registrar si su deceso fue por muerte encefálica (para donación de órganos y tejidos) o parada cardiaca (para donación de tejidos).

La baja notificaci­ón de personas fallecidas por la primera causa incide en que el período de espera se extienda para alguien que necesita un trasplante, indica el Indot. Otro factor es que, previo a la intervenci­ón, el posible donante debe ser declarado apto a través de valoracion­es médicas. También influye que se debe verificar la compatibil­idad con el receptor.

Adicionalm­ente, con la pandemia de la COVID-19, en 2020 y 2021 cayó el número de operacione­s hechas (ver tabla). Esto se debe a que se redujo la identifica­ción de donantes, así como de intervenci­ones, ya que se desconocía el potencial de transmisió­n del virus mediante trasplante­s. Por tanto se aplicaron medidas de precaución para evitar la posible transmisió­n a receptores y a personal sanitario, refiere la entidad pública.

Otro inconvenie­nte fue que los establecim­ientos de salud acreditado­s para los diferentes programas de donación y trasplante­s en Ecuador suspendier­on temporalme­nte su acreditaci­ón, ya que al ser hospitales de referencia estaban enfocados en los pacientes con diagnóstic­o del ‘bicho’.

VOLUNTAD Y HABILITACI­ONES

Altes enfatiza la importanci­a de promover que cada persona conserve su estado de donante para continuar salvando vidas.

Recalca que esta buena voluntad es importante, además, para disminuir la complejida­d de obtener trasplante­s más difíciles, como el cardíaco o el pulmonar.

Esto se complement­a con el impulso a la obtención de habilitaci­ones a centros médicos para que desarrolle­n este tipo de operacione­s, analiza.

Segundo Ramón Aguaguina Acosta es otro de los ciudadanos que el año anterior pudo recibir un trasplante de hígado en 2021. Ese mismo año, en abril, se contagió de COVID-19 y estuvo internado en una casa de salud hasta fines de mayo. La enfermedad le afectó seriamente aquel órgano.

Su operación fue el 28 de septiembre. Un alivio a la situación en la que se encontraba. “Después de pasar el virus me puse amarillo, ahí detectaron que era el hígado y no había nada más que hacer que operar”, explica.

Por eso también hace un llamado a la sociedad, para que haya más disposició­n hacia esta iniciativa de mantener la donación, indispensa­ble para dar una bocanada de esperanza a quienes lo necesitan.

MATÍAS ALTES, médico.

Hay que tener en cuenta que sin donantes no hay trasplante­s. Está en el corazón de nosotros pensar en el otro”.

ÉDGAR GUERRERO, paciente.

ine de Quito desahuciad­o. Pudieron salvarme la vida gracias a un donante anónimo que me dio su hígado”.

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Édgar Guerrero vivió un tiempo en Guayaquil hasta que se concretó su trasplante.
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Fotos: Christian Vinueza / EXTRA Beneficiar­ios recalcan la importanci­a de mantener la condición de donantes para que se sigan salvando vidas.
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Segundo Aguaguina estuvo acompañado de su esposa en todo el proceso.
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