SE ‘PEGARON’ un bollo ‘acuático’
El aguacero y la paralización de transporte complicaron las cosas, pero muchos hicieron sacrificios para cumplir sus planes. No faltó el que aprovechó el agüita.
GILBERT NAZARENO,
comerciante
Vinimos a trabajar con los bollos así llueva, porque tenemos ya a nuestra gente que nos compra. Nos tocó limpiar una alcantarilla, pero aquí estamos”.
CHRISTIAN URGILÉS,
trabajador
Tuve que esperar una hora la metrovía. Salí desde el centro, casi por el estadio Capwell, pero tenía que llegar a mi lugar de destino como sea”.
El viento a dúo con la lluvia los salpicaba. Pero ni esa combinación maldita ni el paro de buses frenó a Gilbert y Julia Nazareno. Ayer, a las 11:00, ya habían vendido 30 bollos, desafiando el aguacero que azotó la urbe porteña.
El muchacho y su tía ‘camellan’ a diario en la calle Francisco Rodríguez Garzón, en el sector de la Kennedy, atrás de las oficinas de la Dirección Zonal de Aviación Civil. La paralización de transportes y el chaparrón ‘fregaron’ la movilización a muchos, pero los parientes tienen un taxi fijo.
“Nosotros venimos de Bastión Popular, bloque 7. El señor nos trae y nos viene a ver. Hoy (ayer) no se nos tiró para atrás, pero nos cobró 10 ‘latas’ y normalmente se le paga 8”, comentó el chico.
Con una sonrisa rebosante, dijo que esos dos dólares de más valieron la pena. Lo importante era llegar, pues tienen la clientela asegurada, los trabajadores de concesionarios de carros y otras empresas aledañas.
Los Nazareno armaron una tolda con palos y un pedazo de plástico, a modo de techo, para cubrir del agua a sus comensales. Ellos, al ir a ‘jamear’, se sentaron en los banquitos bien apegados a una pared blanca del lugar, para no empaparse con la ‘furia’ que descargó San Pedro contra los ‘guayacos’.
El hambre no perdona. Por eso los bolleros ‘metían cuchara’ a la sabrosa masa de verde, maní y pescado, a pesar de que a ratos encogían los hombros por la ligera brisa fresca que la lluvia dejaba a su paso.
La buena venta fue el premio a la constancia de los Nazareno, quienes no se dejaron vencer por la dificultad. Igual de perseverantes que Julio Alvarado, quien caminó media hora para irle a dejar medicinas a su hijita enferma.
La pequeña, de 12 años, está internada en el hospital Francisco Icaza Bustamante. Su padre salió a ‘pata’ de su domicilio, en la ciudadela La Chala, a falta de colectivo por el paro.
El progenitor llegó a Gómez Rendón y avenida Quito, al otro lado del hospital, y se quedó 20 minutos a ver si un motociclista lo ayudaba a cruzar, pues el sitio estaba inundado.
Durante ese tiempo cambió el rol de padre abnegado por el de vigilante improvisado. Daba indicaciones a los conductores para que esquiven un hueco que hay en el punto. “Ábrase que está hondo”, decía.
Finalmente, nadie lo apoyó a pasar, pero no se bajoneó. Se metió al charco y se fue, comentando al retirarse que “un padre hace todo por sus niños”.
Para él y otros ciudadanos fue una jornada de sacrificios. Unos pocos aprovecharon el momento, como el hombre que lavó su camisa con el chorro que caía de un techo, en Hurtado y Quito. Un toreo ‘criollo’ a la adversidad.
✓ MEDIDA
Luego de un diálogo con el gobernador del Guayas, Francesco Tabacchi, los transportistas acordaron finalizar el paro.
EN DETALLE Pronóstico es que sigan las lluvias
Ante la intensa lluvia que cayó en la ciudad desde la madrugada, se activó el Comité de Operaciones de Emergencia Cantonal. En un informe de las novedades ocurridas, se anunció que hubo dos deslizamientos de tierra, tres colapsos estructurales, dos árboles caídos e inundaciones con afectaciones a 37 calles.
El Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi) indicó que para los últimos días de marzo y abril de 2023, se prevé “un incremento en la frecuencia e intensidad de lluvias en gran parte del territorio nacional, sobre todo en la región Litoral”. El otro mes es posible que se superen los valores de lluvia mensual.