Belsy, con la fuerza de SAN LORENZO
LA ATLETA, DE 16 AÑOS, HACE SOÑAR CON SU POTENCIAL EN EL LANZAMIENTO DE BALA Y DISCO. GANÓ MEDALLAS EN BOLIVARIANOS JUVENILES.
En solo tres años en su deporte y con apenas 16 de edad, la esmeraldeña Belsy Quiñónez se subió a todos los podios por los que compitió.
Fue la abanderada de Ecuador en los recientes Juegos Bolivarianos de la Juventud, en donde logró ser medallista de oro, sumando este triunfo a sus podios en el Campeonato Sudamericano Sub-18 de 2022, el Sudamericano Sub-20 de 2023 y el Iberoamericano del mismo año en Perú.
Es un talento excepcional en el impulso de bala, una de las pruebas de campo del atletismo, que consiste en enviar una bola de acero lo más lejos posible. Esa es su especialidad, aunque también entrena y compite en el lanzamiento de disco, donde de hecho logró medalla de bronce en estos mismos Bolivarianos.
Su talento es uno de esos que pocas veces se ve en el país. Su entrenador, Cristian Aguilar, relata cómo se sorprendió en los primeros días de la joven en la pista de Los Chasquis de Quito, pues sin ninguna clase de técnica conseguía marcar distancias muy altas para su edad.
La deportista encontró este deporte en su camino sin imaginarlo. Su primer contacto con la actividad deportiva fue en fútbol con el Proyecto Salesiano Ecuador, en su natal San Lorenzo. “Ellos nos llevaban a campeonatos a Cuenca, Guayaquil. Ahí vi que el deporte era una alternativa”, cuenta Belsy.
Pero cambió la pelota por un par de guantes de boxeo y empezó a especializarse en ese deporte, que finalmente la llevó a Quito para formarse en la Concentración Deportiva de Pichincha (CDP).
“Yo entrenaba ahí con mi profesor Francisco Saavedra, y él habló con el ‘profe’ Mario Mina para que me traiga acá Quito), porque allá (Esmeraldas) no hay apoyo al deporte”, recuerda Quiñónez.
Así, con solo 14 años, tomó su maleta y se instaló en la residencia deportiva de la CDP, donde recibe también alimentación y asiste a la unidad educativa del ente provincial.
MOMENTO DECISIVO
Tras unos meses entrenando en el gimnasio de La Tola, le llegó uno de los golpes más duros. La muerte de su abuela le ocasionó un impacto emocional tan fuerte que dejó de entrenar por un tiempo y, más tarde, se despidió del boxeo.
Fue un momento crucial, pues cuando parecía que abandonaba el deporte, varios entrenadores, viendo su contextura de 1,70 metros de estatura y 80 kilogramos de pura potencia, le sugirieron probar en alguna de las pruebas de lanzamiento.
Ahí empezó a trabajar con
Cristian Aguilar en un proceso en el que los resultados llegaron incluso antes que la técnica. No llevaba ni tres meses entrenando cuando la incluyeron en la selección prejuvenil de Pichincha para los Juegos Nacionales en Guayaquil.
En ese evento, en agosto de 2022, la deportista subió a lo alto del podio y se ganó el cupo para ir al Sudamericano Sub18 en Brasil, que sería solo un mes más tarde y donde se impuso a deportistas de 18 años.
Desde ese momento, su crecimiento no ha parado. Aunque el camino que le queda por delante es todavía extenso, la deportista sueña con unos Juegos Olímpicos, poniendo su meta en Los Ángeles 2028.