EL TRISTE FINAL DE PATRICIA ASPÍLLAGA
Perteneció a la alta sociedad limeña y pese a la oposición de sus padres se convirtió en actriz. Trabajó junto a galardonados actores mexicanos, hasta que un accidente de avión la dejó inválida.
Aunque nació en ‘ cuna de oro’, Patricia Aspíllaga logró cumplir su sueño, aun en contra de la voluntad de sus padres, quienes se oponían a que fuera actriz. Su estatus social le permitió estudiar en el exclusivo Colegio Villa María en Lima, Perú, donde nació, para luego trasladarse a París y estudiar teatro en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático y en el Théâtre de l’Odéon École. Después de su regreso de París, en 1966 protagonizó la película ‘ El embajador y yo’, junto a sus compatriotas Kiko Ledgard y Saby Kamalich. Un año después con la música de Armando Manzanero y junto a los mexicanos Mauricio Garcés, Gloria Marín y Antonio Badú, protagonizaría ‘ Bromas, S. A.’. En 1967 fue presentada en un especial de Panamericana Televisión titulado ‘ Me llamo Patricia’, como antesala a ‘ Mentira sentimental’, novela que protagonizaría junto al peruano Ricardo Blume. Luego participó en las telenovelas ‘ Ayúdame tú’, ‘ Todo por ella’, junto a José Vilar, y ‘ La condenada’, con Fernando Larrañaga y Saby Kamalich. Su traslada a México se daría en silencio. Trabajó en diferentes comedias. En 1969 junto a Mauricio Garcés participó en
‘ Modisto de señoras’. Al año siguiente protagonizó, junto a Antonio Aguilar, Ernesto Gómez Cruz y Raúl ‘ Chato’ Padilla la película ‘ Emiliano Zapata’, de Felipe Cazals, que le daría enorme popularidad. La guapa y elegante peruana, como la llamaban, ya había sido aceptada y reconocida en un
medio tan difícil como el mexicano. En 1975 recibió el espaldarazo de su carrera al figurar en la terna del codiciado premio Ariel ( equivalente al Óscar azteca) a la mejor actriz del año por su papel en el filme ‘ De todos modos Juan te llamas’. Es cierto que ya habían pasado los años dorados y multitu- dinarios del cine mexicano, los años de la comicidad de Cantinflas, de los dramas de Libertad Lamarque, de los devaneos de la devoradora María Félix, de los charros cantores. Se había cumplido inexorablemente el ciclo. Pero Patricia, con talento y gran profesionalismo, supo imponer su nombre y encontrar
un lugar preferencial en esta nueva realidad del cine azteca. Trabajó arduamente para ser considerada una actriz y no simplemente una bella estrella. En 1979 vivió otro momento profesional importante al filmar en Hollywood ‘ Los hijos de Sánchez’ al lado de Anthony Quinn, Lupita Ferrer y Lucía Méndez.