Dominguero

SECUESTRAD­O POR UNA NOCHE

- Por Ángel Amador angel77ama­dor@ gmail. com

Los novios hacen prácticame­nte lo que sea para pasar un rato de placer bajo las sábanas. Y lo que sea es lo que sea. La historia de Arturo está basada en un hecho real contado con su puño y letra, que segurament­e muchos han pasado. Lo relata así: “Una noche mi novia quiso ‘ secuestrar­me’ en su casa y obvio que acepté. Esperé un buen rato a que me llamara a mi celular para que me avise que estaba sola o todos dormidos para poder entrar sin problema. Así fue. Subí como flash a su habitación y me escondí hasta que ella volviera de conversar con sus padres sobre su día y así no llamar la atención de que se fuera tan temprano a dormir. Regresó con una pijama cortita. No dejaba nada a la imaginació­n. Mejor así ya que no tuve mucho que sacarle. También aproveché el tiempo de espera para sacarme todo y estar listo para la acción. Caminó sin pausa a la cama donde la esperaba desnudo. Rodeó mi cintura con sus piernas y me aprisionó de tal manera que no podía moverme mientras acariciaba mi pecho y lo besaba. Solo podía sujetar su larga cabellera intentando someterla, pero cada vez que lo hacía más cerraba sus piernas. Eso me excitaba. Aún tengo la marca de los arañazos en mi espalda. Siempre lo hace porque sabe que me gusta. Cuando me liberó de sus piernas me tumbó sobre la cama y me ató a ella. Nunca lo había hecho. Estaba indefenso. Empezó besándome en la boca y bajando por todo mi cuerpo. Sus labios regresaron por el mismo camino hasta los míos. Estaba como loco y listo para lo siguiente. Ella se sentó sobre mi. Solo cerré los ojos y sentí el vaivén de la cama. Los abrí y ahí estaba sobre mi acariciand­o su cabellera y tocando todo su cuerpo. Yo solo sujetaba las ataduras tan fuerte como resistiénd­ome a que el momento terminara. Lo hicimos toda la noche. No sé como sus padres no escucharon sus gritos y gemidos. A la mañana siguiente madrugamos para que nadie nos viera al salir, pero ahí estaba el padre de mi novia que regresaba de comprar pan. Solo atiné a esconderme en el baño. Ellos hablaron un rato hasta que él subió las escaleras. Corrí rápidament­e hasta la puerta. Caminé hasta la otra esquina a esperarla. Unos minutos después salió sonriente. Caminó hacia mi y me dijo: Hoy me secuestras tú”.

Estaba indefenso. Empezó la besándome la boca y bajando por todo mi cuerpo. Sus labios regresaron por el mismo camino hasta los mios.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Ecuador