Dominguero

Juan Del Valle

“Dejar de comer ciertas cosas requiere de fuerza de voluntad”

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“B aby, no. Baby, no. Me rehúso a darte un último beso, así que guárdalo. Para que la próxima vez te lo dé haciéndolo...” cantaba algo cabizbajo Juan del Valle, participan­te de Combate. La canción Me rehúso, del venezolano Danny Ocean, sonaba a todo volumen durante la sesión de fotos y, sin querer, era como un soundtrack para los problemas del corazón del fornido talento de pantalla. Amable y de buena plática, el esmeraldeñ­o, de 28 años, nos reveló el secreto de su excelente estado físico: la genética. Esta le brindó una complexión denominada ‘ ectomorfa’, que lo hace delgado y con la dificultad de ganar peso y músculo. Esto es una ventaja y desventaja para el capitán del equipo azul, quien entrena dos horas al día. “Lo primordial para un cuerpo definido es tener las ganas y la determinac­ión de conseguirl­o. Hay que cuidarse un poco en la alimentaci­ón, pero no me preocupo. Puedo comer lo que sea, a la hora que sea. Esto es porque pierdo peso de una manera muy fácil”, explicó. Su musculatur­a y la de Fernando Montiel son las mejores del programa. Ambos concursant­es se han dedicado de lleno a la vida fitness. “Tenemos un abdomen envidiable y las mujeres suspiran”, comentó orgulloso. Se dice que todo lo bueno cuesta y a Juan su definida figura le ha significad­o varios sacrificio­s. El principal es el tiempo y el estar consciente de que siempre va a existir dolor muscular, más si deja el entrenamie­nto por una semana y lo retoma. “Dejar de comer ciertas cosas requiere fuerza de voluntad. Además, la inversión monetaria puede ser elevada. En mi caso no porque, por ser figura pública, soy imagen de una marca de proteínas y no suelo comer cosas caras. Una persona que necesita dieta y gimnasio invierte unos 300 dólares para ser fit”, reveló el también entrenador personal. Antes de entrar a Combate daba clases en un gimnasio y también fue profesor de su expareja Yuribeth Cornejo, a quien entrenó desde el año pasado y la ayudó a mejorar su condición física. Esta cercanía y rutina han hecho que su amor esté resquebraj­ado, por eso su sonrisa no es del todo sincera. La situación se pone complicada, pero es posible una reconcilia­ción. Como líder del equipo azul, el peso se duplica. La presión por parte de sus seguidores es mucha y cada error lo ven con lupa. “Es muy complicado mantener el liderazgo. Cuando te llaman ‘ el mejor’ y resaltan las cosas buenas de tu participac­ión eso ejerce mucha presión. Nunca me he relajado en el programa. Cuando conseguí ser el mejor, me prometí demostrar que siempre fui y seré el más fuerte”.

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