EL REENCU ENTRO
El sentimiento está intacto y no solo el de amistad.
Un reencuentro. Son 10 años de no verse. De no conversar cara a cara. De no molestarse entre ellos tal y como lo hacían en la universidad. Ahora están ahí, los cinco, en una mesa de un lujoso restaurante recordando lo que hicieron hace más de una década en las aulas y fuera de ellas. Risas y anécdotas acompañadas de un sorbo de vino. También relatos de lo que son y hacen ahora. Sus vidas y sus trabajos. El tiempo cambia a las personas, pero no del todo. El sentimiento está intacto y no solo el de amistad para alguno de ellos. La charla sigue hasta que las puertas del restaurante deben cerrar. Muchos temas quedan en la mesa y ninguno piensa quedarse con la pica. Uno propone rematar en su casa. Nadie se opone. Más y más vino. Ahora sentados en la sala, recuerdan sus viejos amores sin anticipar que una de esas parejas de antaño está presente. A ellos parece no importarles la joda. Es más, los alienta a recordar viejos tiempos. Ambos logran escabullirse entre las risas y la conversación. Llegan a una de las habitaciones y empiezan. A empujones se sacan la ropa y avanzan hasta la cama mientras se besan. Él la empuja sobre la cama. Recuerda que le gusta el sexo violento. Sujeta sus piernas y dibuja un camino de besos hasta el cuello. Deposita su cuerpo sobre el otro mientras mueve la pelvis de arriba hacia abajo. Las risas se cuelan por la puerta. Parece que ninguno se ha percatado de su ausencia. Ellos siguen. La cama hace mucho ruido. No les importa. La música los ayuda. No así los golpes en la pared que son muy fuertes, así como los gritos de ella. Aceleran el paso. Saben que no pueden demorar. Ya no escuchan la música. Mala señal. Unos pasos se acercan. Una sombra puede verse por debajo de la puerta. No intenta abrirla, solo se va. La música vuelve a sonar ahora más fuerte. Los amantes saben que los atraparon, pero no les importa. Sus cuerpos desnudos no pueden detenerse. Tampoco los gemidos de ambos. Sus miradas chocan y ven a esos jóvenes universitarios de hace 10 años. Con los mismos bríos en la cama. Con la misma pasión en cada beso, de esos que erizan la piel. Con la misma satisfacción al final de cada momento. Respiran. Se visten. Un interrogatorio los espera en la sala. Qué más da. Reaparecen ante sus amigos. Nadie dice nada. Solo intercambian miradas cómplices, sonríen y siguen con el vino.