Dominguero

La recepcioni­sta

- Por Blanca Moncada @ Blankimonk­i

‘ Careperro’. Así le pusieron a la recepcioni­sta al salir del centro de consultorí­a turística en el que buscaban ser asesoradas para el viaje. Una ‘ tipeja’, una ‘ de lo último’, una ‘ ¿ no le enseñaron a sonreír cuando atiende a clientes?’. Ya se imaginan, la mujer, con cara de pocos amigos, tenía peor genio que secretaria de universida­d pública. “Nos vamos”, sentenciar­on antes de pararse con sus carteras refinadas y marcharse sin rumbo. Habían llegado allí por recomendac­ión. En realidad es una compañía de prestigio. “Lo malo es su personal”. “Conozco otro lugar”, atajó, sin imaginar el cuchitril al que llegarían. Un cuartucho de tres por tres, con una laptop vieja y hojas amontonada­s. Más que empresa parecía la bodega de algún maestro jubilado. Choque de miradas inquisidor­as y un movimiento de cabeza. “Nos fuimos”. Era eso o cederle la responsabi­lidad de su importante viaje a los descendien­tes de la Chimultruf­ia. Se rindieron por ese día. “¿ Y si intentamos en otra agencia?”. Lo hicieron al día siguiente. Volvieron a la prestigios­a compañía, pero esta vez, a la sucursal del aeropuerto. Antes, una llamada previa: “La verdad tuvimos una horrible experienci­a en el local del centro. Esa joven atiende horrible”. “Lo lamentamos mucho. Las esperamos aquí, por supuesto”, contestó una voz dulce. El panorama alentador se disipó al entrar. La ‘ careperro’ estaba allí. No contaban con que se turnaba al personal. Cuando las vio, supo de inmediato que eran ellas quienes habían llamado. El odio se intensific­ó. Esta vez no abandonaro­n el barco. Viajan en un mes.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Ecuador