Ana María Adum
“El flamenco me deja ser quien soy”
Su formación como bailarina se inició a los 4 años en la Academia de Ballet de Inge Bruckmann. Hasta los 15, fue Carolina Chávez quien pulió su talento. Sin embargo, Ana María Adum Gilbert cuenta que la ‘ rebeldía’ apareció en escena y se olvidó del ballet, pero en el colegio montaba coreografías para todo evento. Al convertirse en bachiller retoma lo que siempre fue su pasión, y en la universidad una compañera la invita a ir a la academia de Sonia Levy. “Allí bailamos de todo, me dijo. Fui y Sonia me peguntó ¿ y tus zapatos de flamenco? A la siguiente clase llevé unos tacones cualquiera. La verdad yo le huía a la danza española, tenía el concepto de que era para señoras mayores, pero cuando lo bailé, a los 18 años, me enamoré y olvidé el ballet de por vida. Mi madre, Ana María Gilbert, me exhortaba a bailarlo, pero para mí era anticuado”. Manifiesta que la ‘ personalidad’ del flamenco es como la de ella, es dócil y fuerte a la vez, que la deja expresar todo, sus manos y cara ‘ hablan’, “el ballet me reprimía mucho, el flamenco me liberó y me deja ser quien soy”.
La bailarina y reina de Guayaquil 2007, presentará el show Maja ´ s Power con el cual le rendirá tributo a 20 mujeres importantes en el mundo de la música.
En 2005 funda Amagia Danza Compañía y con su grupo se presentaban en restaurantes, cumpleaños, matrimonios, entre otros eventos. Hasta que llegan sus shows más grandes, de los cuales se encarga en lo que es dirección, producción, coreografía, comunicación y promoción, en resumen, de todo. Ya en 2007 monta Amagia Danza Escuela, compartiendo la dirección con Valeria, su hermana. Su interés por el flamenco la llevó a estudiar a España, por dos ocasiones. En la primera tomó clases con la coreógrafa y bailaora Diana Thedim. La segunda ocasión fue con Cristóbal Reyes, tío de Joaquín Cortés, a quien le enseñó a bailar. Cada vez que puede toma cursos para perfeccionar su técnica, aunque no descarta la idea de volver a la Madre Patria.
Arte y solidaridad
Una tía la animó a inscribirse en el certamen reina de Guayaquil, hace doce años. Ganó y en su periodo promovió el arte y flamenco en la ciudad. Recuerda que daba clases gratuitas a niñas de escasos recursos, por dos años seguidos, pero no pudo seguir costeando su instrucción, por lo que en la actualidad beca a niñas con aptitudes para la danza. Respecto a los reinados de belleza, piensa que se debería cambiar el sistema. Su propuesta es que las participantes presenten un proyecto y que gane el mejor, sin importar estatura, peso o color.
Vida llena de creatividad
Escribe desde los 11 años. Luego al trabajar en agencias publicitarias se encarga de la redacción creativa de varias campañas. Afirma que nunca ha parado de escribir y hoy es autora de dos obras. A la primera la denomina ‘ poesía libre’ y fue hecha en una época oscura de su vida. Los textos no llevan título sino el día en que los plasmó en papel. La segunda es un cuento de realismo mágico guayaco y, confiesa cierta influencia de García Márquez, su escritor favorito. Sus planes, no tan lejanos, son publicarlos.
Cuenta que tuvo una crisis existencial, pues muchas carreras le gustaban y no sabía por cuál decidirse. La primera que consideró fue la Literatura, pero se retiró porque sabía que las plazas de trabajo en ese campo eran limitadas. Luego estudia simultáneamente arte y danza, y ocurre algo similar, por lo que resuelve estudiar Comunicación Social, y consigue trabajo rápidamente. “Las otras pasiones quedaron como pasatiempos en ese entonces. Y aunque trabajaba en publicidad, decía lo mío es el baile y me quiero dedicar a ello por completo”.
La reina de su casa
Aunque no tiene una banda, son los brazos de sus hijos, Juan Diego ( 8 años) y Santiago ( 4), los que la forman sobre su cuer
po y la hacen sentir la reina del hogar. La crianza de los niños es con apego y lo proclama como lema. Confiesa que lo que más ha querido en su vida es ser mamá, incluso más que bailar. “Una vez me quedé tarde trabajando en la agencia de publicidad y pensé... si quiero ser madre con este estilo de vida no podré criar a mis hijos y no tenía ni enamorado siquiera, pero me decía necesito una actividad que me dé tiempo para estar con ellos”.
Su familia es su prioridad y es madre a tiempo completo, lleva y recoge a sus niños en la escuela, los acompaña al fútbol, con ellos desarrolla su amor por el dibujo y la pintura, aunque reconoce que ha hecho cientos de veces a Bob Esponja para que ellos lo coloreen. “Trato de criar a mis hijos en la igualdad en todos los sentidos y el respeto hacia los demás”.