¡ Hasta pronto!

Inauguré este espacio en 2015, cuando la editora Stefania Massa me dio la oportunidad de que mi vida de bloguera llegue a Diario EXTRA, con anécdotas contadas por gente como tú, que rediseñé a mi manera. De allí el eslogan: “Ustedes me las cuentan, pero son Mis Historias Urbanas”. Más de 200 relatos se han publicado en esta columna hasta hoy, que decido cerrar el ciclo en DOMINGUERO. Hemos recogido risas, llantos, historias de migrantes y de fantasmas, de borrachos, de niños, de extóxicos y de mujeres empoderadas.

Hemos contado el coronavirus como en ningún lugar se contó, desde el alma. Hemos retratado a Guayaquil y, el año pasado, en plena pandemia y con todo en contra, hasta lanzamos un libro compilatorio de las historias que me contaron.

Hoy llega la hora de emprender nuevas metas y le digo adiós a este espacio maravilloso y a ustedes, que lo hicieron especial. Cierro un ciclo, prometo no cortarme el cabello, ni pintarlo, quizá me haga un tatuaje en su nombre, por la lealtad y la nostalgia venida.

Mis Historias Urbanas tuvo como casa DOMINGUERO, que leyó los testamentos de los últimos años en esta columna y que ha llegado a todos los rincones del Ecuador.

Mi corazón se hincha de felicidad al saberme en sus hogares este tiempo, queridos lectores. Muchas gracias por el apoyo y la fidelidad. Muchas gracias también por darme la oportunidad de contar un pedacito de sus vidas. Gracias a Ivonne Lago y a Johanna Valle, mis colegas de este semanal, por la paciencia. Y a Pope, quien mayoritariamente estuvo al frente del diseño.

Un abrazo fraterno al doctor Martínez por aceptarme aquí y, de nuevo, a Stefania Massa por darme el empujón. Seguiré contando historias en Diario Expreso, más serias, pero igual de engrupidoras.

Los quiero, los guardo en mi corazón, los extrañaré.

Si tienes alguna historia escribe a moncadab@ granasa. com. ec. Esto es un hasta luego.