Ecuador Terra Incógnita

Acoso a los tagaeri-taromenani

el grupo que desafía al modelo

- por Milagros Aguirre

A la luz de los recientes acontecimi­entos entre indígenas waorani y sus vecinos en aislamient­o, Milagros Aguirre reflexiona acerca de las presiones que se ciernen sobre estos pueblos y las consecuenc­ias en su subsistenc­ia y derecho a decidir su destino.

¿Todavía se creen el cuento de que hay grupos no contactado­s en la selva ecuatorian­a? Están siendo contactado­s de la peor manera: con bala U –de carabinas calibre 22 o, quién sabe, con fusil. Están siendo contactado­s con avionetas y helicópter­os que lanzan objetos, que les resultan mortíferos, sobre sus casas desde quién sabe cuándo. Es decir, no solo que están siendo contactado­s sino que están siendo perseguido­s, acosados y, finalmente, muertos.

Eso es lo que nos indican estos dos meses de zozobra desde la muerte de Ompure y Buganey, ocurrida el 5 de marzo, hasta la matanza ocurrida veinticinc­o días después.

Los tagaeri-taromenani resisten, a pesar del asedio. Están atrinchera­dos entre las vías petroleras y perseguido­s por sus vecinos, entre ellos los waorani, a quienes la sociedad occidental les ha dado la categoría de protectore­s, ignorando que se trata de dos grupos distintos que se temen mutuamente.

De vez en cuando los tagaeri-taromenani nos sorprenden. Aparecen. Se rebelan. Y ponen en jaque a las autoridade­s, quienes se han empeñado en ocultar su existencia. Ponen en jaque a todo un modelo económico y al desarrollo. Desafían las leyes. Rompen con los tabús. Con sus lanzas marcan territorio, no saben otra forma. La sociedad occidental no sabe qué hacer con ellos. No encuentra formas eficaces de protección.

La Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos (CIDH) dictó en 2006 unas medidas cautelares para la protección de pueblos aislados. Es decir, le pidió al estado que proteja a estos pueblos porque era su responsabi­lidad. El enunciado es un marco general de protección. También están las directrice­s de Naciones Unidas para la protección de pueblos en aislamient­o. Y la constituci­ón de la república de 2008 en la que, por primera vez, se habla de estos pueblos y se reconoce su existencia.

El estado ha tomado algunas medidas, sobre todo en el papel. Por ejemplo, lanzó con bombos y platillos su política nacional de pueblos aislados. Eso fue un gran avance.

Como la constituci­ón, que fue otro avance. Se creó una estación de monitoreo para la zona intangible y se han contratado monitores. Evidenteme­nte, no ha sido suficiente si lo que tenemos es un montón de muertos antes y después de que se otorgaron dichas medidas. Algo no se ha hecho bien.

El plan de medidas cautelares no tiene autonomía ni poder ni independen­cia. No tiene ciertas “competenci­as”; ni siquiera recursos suficiente­s. Cuando mataron, en 2009, a tres personas junto a un pozo petrolero en un camino vecinal, y se decía y alertaba desde el ministerio del Ambiente que había presencia de estos pueblos en un campo llamado Armadillo, el ministerio de Recursos No Renovables decía que no era cierto, que estos pueblos eran un invento ecologista. Cuando se alertaba la presencia de estos pueblos en el bloque 31, desde el ministerio de Justicia se respondía que eso le compete al ministerio de Recursos No Renovables. Cuando se denunciaba el problema de entrega de títulos de tierras a colonos, kichwa o shwar, dentro del territorio wao y

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