Ecuador Terra Incógnita

Teodoro Wolf y las Galápagos

- por Ana Sevilla

Cuando Darwin publicó su teoría de la evolución por selección natural, en 1859, la Iglesia fue su principal antagonist­a, pues desafiaba los dogmas de la creación y de la intervenci­ón divina. Por eso sorprende que al Ecuador el darwinismo haya llegado a través de un jesuita. Ana Sevilla nos revela algunas facetas de este personaje: religioso, geólogo, amigo de García Moreno, cartógrafo del Ecuador y explorador de las Galápagos.

La subversiva idea de Charles Darwin sobre la evolución de las especies llegó al Ecuador a través de un miembro de la Compañía de Jesús, el jesuita alemán Te odoroWolf (1841-1924). Lo que parecería contradict­orio, pues el pensamient­o de Darwin plantea grandes interrogan­tes a la cosmovisió­n basada en la idea de un Ser Supremo. ¿Qué hacía, entonces, un jesuita alemán promulgand­o las teorías de Darwin en un país tropical?

La idea básica de Darwin es que existe variación dentro de una población, lo cual hace inevitable que unos estén mejor adaptados a su medio que otros. Quienes tengan esta ventaja adaptativa tendrán más descendenc­ia, y esos hijos, que estarán en mayor proporción en la siguiente generación de su especie, serán portadores de las caracterís­ticas que heredaron de sus padres. A pesar de los grandes esfuerzos de Darwin por sacar al ser humano de su argumento, las implicacio­nes eran demasiado evidentes. Darwin no se refería solo a pajaritos y abejas; él estaba hablando de nosotros, de nuestras mentes, de nuestra conciencia, de nuestra alma. Todo, si Darwin tenía razón, era mecánico, ciego y sin objetivo trascenden­tal. Antes de Darwin, la idea dominante era que había algo como una fuerza vital o un alma (que era completame­nte distinta de la materia) que de alguna manera guiaba nuestros procesos creativos, nuestros pensamient­os y nuestras acciones morales. Después de Darwin, mucha gente contempló la posibilida­d de que el alma podía ser reemplazad­a por un proceso más mecánico. Y esa era una idea muy amenazante.

Teodoro Wolf forma parte de la serie de viajeros científico­s que se inspiraron en el viaje de Darwin para ir a las islas Galápagos. Wolf fue un jesuita alemán que desarrolló sus investigac­iones en Ecuador; primero como profesor de la Escuela Politécnic­a de Quito (1870-1875) y luego como geólogo del estado (1875-1892). Realizó dos expedicion­es a las Galápagos que zarparon desde el Ecuador continenta­l (1875 y 1878). Fruto de sus viajes, publicó seis artículos específica­mente relacionad­os con la historia natural y geología del archipiéla­go que apareciero­n en revistas ecuatorian­as e inglesas. Además, dedicó un capítulo entero de su Geografía y geología del Ecuador (1892) a la región de Galápagos. Este naturalist­a es clave pare entender la circulació­n de las ideas de Darwin en el Ecuador.

Wolf es parte del proyecto de reactivaci­ón de la Compañía de Jesús en su dimensión global, así como de su renovada participac­ión en la ciencia. La Compañía había sido desarticul­ada a finales del siglo XVIII; los jesuitas fueron expulsados de tierras americanas y perdieron el enorme poder que habían acumulado. La Compañía fue restaurada cuarenta años más tarde, en 1814. Durante el generalato del padre Peter Beckx (1853-1887), bajo el cual se formó Wolf, existió un enorme crecimient­o de la Compañía de Jesús y un fuerte énfasis en la ciencia. Se modernizó la Ratio studiorum, que es el documento que define la educación jesuita, dando más espacio para las materias científica­s, y se fomentó la discusión de los filósofos modernos.

Una de las iniciativa­s del padre Beckx es de interés para nuestra discusión: la reacción de la Compañía de Jesús a la teoría de la evolución a través de la selección natural de Darwin. Lleno de preocupaci­ón por las provocador­as ideas de Darwin, el provincial de la Orden de los jesuitas en Alemania, el padre Anton Anderledy (18191892), convenció al padre Beckx de enviar todos los años a los jóvenes jesuitas más talentosos para estudiar ciencias en la universida­d secular de Bonn. Él esperaba encontrar, a través del estudio de la ciencia, las armas necesarias para luchar contra Darwin. Según Wolf, quien fue uno de estos talentosos jóvenes, Anderledy sentía que el materialis­mo y el ateísmo debían ser combatidos principalm­ente por agudos naturalist­as-jesuitas.

A pesar de que algunos de los profesores de filosofía y teología más antiguos afirmaban

que sería demasiado peligroso exponer a los jóvenes jesuitas a un entorno tan liberal, el “experiment­o” de Anderledy, como lo califica Wolf, fue aprobado y tres jóvenes estudiante­s fueron enviados a Bonn en 1862. Curiosamen­te, unos años más tarde, estos tres prominente­s jesuitasci­entíficos llegaron al Ecuador para iniciar una escuela politécnic­a. Wolf reflexiona sobre este episodio y concluye con cinismo que los viejos jesuitas tenían razón: dos de los tres “experiment­os” de Bonn (él y Johannes Menten, el primer director del Observator­io Astronómic­o de Quito) renunciaro­n a la Compañía de Jesús algunos años más tarde, como veremos a continuaci­ón.

De esta manera, la fe y el entrenamie­nto filosófico jesuita se entrelazar­on en la educación de Wolf en un esfuerzo por conciliar el catolicism­o con la modernidad. La vida de Wolf también se caracteriz­ó por un entorno cultural problemáti­co. Su vida estuvo íntimament­e relacionad­a con el contexto del Kulturkamp­f alemán (“lucha cultural”) de las décadas de 1870 y 1880, en el cual la iglesia católica se enfrentó al gobierno de Alemania recienteme­nte unificado de Bismarck. La Compañía de Jesús fue expulsada de Alemania en 1872 y Wolf pasó la mayor parte de su carrera científica fuera de su país.

La Escuela Politécnic­a de Quito fue el gran sueño del presidente Gabriel García Moreno (1821-1875), quien anhelaba incluir en su proyecto de “modernidad católica” un fuerte énfasis en educación científica. Encargó la educación de las escuelas en manos de jesuitas españoles que regresaron al Ecuador en 1864 y trajo jesuitas-científico­s alemanes para la Politécnic­a, que fue donde se discutiero­n muchas ideas científica­s por primera vez en el país.

Wolf enseñó entre 1870 y 1874 en la Escuela Politécnic­a, donde dio varios cursos sobre geología, zoología, mineralogí­a, paleontolo­gía, minería y darwinismo. Hizo extensos viajes alrededor del país, bajo órdenes del presidente, para recopilar informació­n geológica

y geográfica del territorio que en ese entonces había sido muy poco explorado. Cada viaje fue acompañado por una descripció­n detallada que se publicó en el periódico oficial El Nacional y también por versiones en alemán e inglés en diversas revistas europeas. Con el paso de los años, estas expedicion­es fueron mal vistas por los jesuitas más ortodoxos, quienes considerab­an que Wolf invertía demasiado tiempo en hacer ciencia y también veían con sospecha su intimidad con el gobierno. Esta tensión explotó en 1873 en relación con un debate sobre la investigac­ión científica de las islas Galápagos.

Wolf pidió autorizaci­ón al padre general de la Compañía de Jesús en Roma para organizar un viaje científico a Galápagos. La respuesta desde Roma vino firmada por el padre Anderledy, su antiguo promotor, quien se había

convertido en asistente del padre general, en una carta del 30 de mayo de 1873. Anderledy deja la decisión en manos de las autoridade­s jesuitas en Ecuador pero especifica que no se debería otorgar permiso a Wolf si el viaje pudiera ser dañino para su espíritu religioso. Anderledy considerab­a a Wolf como un hombre de voluntad fuerte, pero demasiado adicto a la historia natural y sin apreciació­n por la filosofía que, a juicio de él, era el balance indispensa­ble para aquellos que se dedicaban a las ciencias físicas. Los jesuitas en Ecuador finalmente negaron el permiso, alegando un desequilib­rio entre el fervor científico y religioso de Wolf.

En noviembre de 1874, un poco más de tres años después de su llegada al Ecuador, Wolf renunció a la Compañía de Jesús. A propósito del contexto que le llevó a dejar la Orden, Wolf describirí­a años más tarde, en una carta al geólogo alemán Hans Meyer, que renunció bajo condicione­s penosas que le llevarían a enfrentar un futuro incierto. Se describe como víctima de duras batallas internas y externas por haber tomado la decisión de romper todas sus relaciones con la Compañía y establecer una existencia nueva y libre.

Wolf sale de Quito y se desplaza a pie y a caballo durante dieciocho días a Guayaquil, desde donde planifica su primer viaje a Galápagos, que había sido desalentad­o por los jesuitas. Este viaje lo planea junto con García Moreno, quien tenía intención de acompañarl­o para estudiar las riquezas de las islas. Sin embargo, a último momento, en una decisión que le resultaría fatal, García Moreno cancela su viaje y Wolf zarpa solo el 1 de agosto de 1875. Pocos días después el presidente moriría asesinado.

Wolf pasaría en total seis meses en las islas Galápagos; mucho más tiempo que cualquier otro científico durante el siglo XIX. De hecho, Charles Darwin pasó cinco semanas en el Archipiéla­go, de las cuáles solamente estuvo desembarca­do en las islas durante diecinueve días. De igual forma, Wolf es el único que hace dos viajes. Tres circunstan­cias de su vida le permitiero­n hacerlo: la cercanía entre el Ecuador continenta­l, donde residía, y las Galápagos, a donde se podía llegar en solo ocho días; su rompimient­o con la Compañía de Jesús; y, por último, su vínculo con el estado ecuatorian­o en un momento en que este estaba

empeñado en el conocimien­to científico de su territorio y población con miras a administra­rlos.

Esta relación entre estado y ciencia es una tendencia importante en las nuevas repúblicas latinoamer­icanas, que hacían importante­s esfuerzos por elaborar un inventario de sus recursos. De ahí que los informes y artículos de Wolf estén cargados de análisis y constataci­ones que tienen como fin facilitar la incorporac­ión del territorio galapagueñ­o a una administra­ción central que en la época todavía luchaba por ejercer su influencia en todo el país. Es el caso de sus “Memorias sobre las islas Galápagos”, que fueron publicadas en 1887 por la Imprenta del Gobierno y que tratan temas como la explotació­n de fuentes de riqueza (oro, orchilla o guano) y el establecim­iento de proyectos de migración hacia las islas. Wolf estudia las islas Galápagos no solo como laboratori­o para la ciencia sino desde el punto de vista político, desde el interés para un estado. Piensa en políticas de administra­ción y legislació­n sobre manejo de vida silvestre. Por ejemplo, anticipa que con los proyectos de colonizaci­ón las indefensas tortugas Galápagos podrían desaparece­r si no se toman medidas para su conservaci­ón y explotació­n racional. Sugiere que se prohíba la caza de individuos jóvenes que no hayan llegado a un tamaño determinad­o.

Es curioso, entonces, que Wolf no haya aprovechad­o de sus extendidos viajes para publicar una obra completa sobre las islas Galápagos. Las condicione­s de inestabili­dad social y política que encuentra al regreso de su primer viaje deben haber contribuid­o a esta dificultad de escribir un estudio detallado. De hecho, cuando regresa a Guayaquil después de su primer viaje que duró cuatro meses, se encuentra con un escenario devastador: el presidente había sido asesinado. Wolf describe el episodio como parte de un drama terrible que demasiado a menudo debilita a las repúblicas de América del Sur. Por muchas semanas tuvo miedo de su suerte. Por ser amigo íntimo del presidente, consideró que, si estallaba una revolución, él correría peligro. Se refugió en casa del cónsul alemán en Guayaquil.

En noviembre de 1875, Wolf recibe una carta del doctor Rath, su antiguo profesor de la universida­d de Bonn, que le había extendido una invitación como profesor asociado en Bonn. Antes de que pudiera hacer los arreglos de viaje para regresar a Europa, le llega la noticia de que el nuevo gobierno liberal en el poder, liderado por Antonio Borrero, lo había designado como geólogo de estado con un buen salario. Esta oferta permitía a Wolf aprovechar del enorme espacio para hacer ciencia que ofrecía el Ecuador. Acepta el cargo. A pesar de que no tomó la oferta de la universida­d de Bonn, mantuvo una estrecha relación con esta institució­n, que en 1878 le concede el título de Doctor en Filosofía honoris causa por su trabajo en Ecuador. Como geólogo de estado continuó viajando extensamen­te por todo el país durante casi dos décadas. Una de las responsabi­lidades que se le atribuyó fue la de validar y completar el conocimien­to cartográfi­co del Ecuador, con el fin de producir un nuevo mapa geográfico.

Wolf firmó contratos con los gobiernos de José María Plácido Caamaño y Antonio Flores Jijón, en los que se definieron las condicione­s para la publicació­n de un mapa y un texto geográfico. El resultado de su esfuerzo de más de veinte años se publicó en 1892: una obra completa sobre la geografía y la geología de Ecuador y un mapa del territorio. Wolf viajó de regreso a Alemania en 1892 para hacerse cargo del proceso de impresión de su obra y nunca regresó a Ecuador. En 1922 fue designado Ciudadano Honorario con una pensión vitalicia y la Academia de Ciencias de Quito lo escogió como su primer miembro en el exterior

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? Arriba. Retrato de Teodoro Wolf en el siglo XX. Derecha. Grabado de H. Gattiker en base a un dibujo de Wolf, aparecido en su Geografía.
Arriba. Retrato de Teodoro Wolf en el siglo XX. Derecha. Grabado de H. Gattiker en base a un dibujo de Wolf, aparecido en su Geografía.
 ??  ??
 ??  ?? Arriba. Al reverso de esta foto de la colección de Alphons Stübel está inscrito “Gabriel García Moreno y los jesuitas de Quito”, 1869. Izquierda. El HMS Beagle, el 17 de octubre de 1835, cerca de las 14h15, cuando se aproximaba a recoger a Darwin en el...
Arriba. Al reverso de esta foto de la colección de Alphons Stübel está inscrito “Gabriel García Moreno y los jesuitas de Quito”, 1869. Izquierda. El HMS Beagle, el 17 de octubre de 1835, cerca de las 14h15, cuando se aproximaba a recoger a Darwin en el...
 ??  ??
 ??  ?? Carta geográfica de la provincia de Esmeraldas realizada por Teodoro Wolf, sin fecha.
Carta geográfica de la provincia de Esmeraldas realizada por Teodoro Wolf, sin fecha.
 ??  ??
 ??  ?? Páginas de portada de la “Memoria sobre las islas de Galápagos”, publicada por la Imprenta del Gobierno en 1887 y de la Geografía y geología del Ecuador, impresa en Leipzig en 1892.
Páginas de portada de la “Memoria sobre las islas de Galápagos”, publicada por la Imprenta del Gobierno en 1887 y de la Geografía y geología del Ecuador, impresa en Leipzig en 1892.
 ??  ?? Fotografía hecha en Br emen en 1871, un día an tes de que partie ran al E cuador; de izquierda a der echa, el pr eparador Viole nt, Emilio Mülle ndorff, el c ónsul ecuatorian­o en Bremen, Luis Dr essel y el pr eparador Carlos Hons tteter.
Fotografía hecha en Br emen en 1871, un día an tes de que partie ran al E cuador; de izquierda a der echa, el pr eparador Viole nt, Emilio Mülle ndorff, el c ónsul ecuatorian­o en Bremen, Luis Dr essel y el pr eparador Carlos Hons tteter.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Ecuador