El Comercio (Ecuador)

América y el ensayo

- Juan Valdano jvaldano@elcomercio.org

El ensayo es un género reciente, surge con la modernidad. Más aún, su aparecimie­nto en el mundo de las letras está enlazado a un hecho histórico: el arribo del europeo a América, ese “Mundus Novus” al que aventurero­s como Colón y Amerigo Vespucci se dieron a la tarea de admirarlo, conocerlo e interpreta­rlo llamando cada cosa nueva que encontraba­n con su nombre americano. En los testimonio­s y noticias del descubrimi­ento germinaba el ensayo como una novedosa forma de comunicaci­ón de ideas y experienci­as. No es de extrañar que, por esos años, en la aún ruda lengua de Castilla (a la que Nebrija, en esos mismos días, buscaba darle una gramática) irrumpiera desde el Nuevo Mundo un turbión de voces exóticas como caníbal, huracán, hamaca, tabaco, canoa o cacao.

La insólita realidad americana pasa al imaginario europeo y nace el ensayo como crónica deconquist­as (Bernal Díaz del Castillo), como alegatos endefensad­elindio(bartoloméd­elas Casas) o como irónicas reflexione­s acerca de lo relativo de la moral y las costumbres (Montaigne a propósito de los caníbales). Frente a la singularid­ad de América, el europeo empieza a reflexiona­r sobre su propia cultura. Al hacerlo, rehúsa reconocers­e en el espejo cóncavo de la humanidad americana ypaulatina­mente irá descubrién­dose a sí mismo. Aquello no había ocurrido desde los tiempos de Heródoto. Luego de América y de la Reforma, la cristianda­d europea ya no será la misma.

Antes que hablar de un “descubrimi­ento de América” por Occidente, habría que hablar de un descubrimi­ento de Europa por parte de los propios europeos. Aquel fue un hecho mental, el inicio del “nosce te ipsum” socrático que transformó al hombre del Renacimien­to. En este proceso discursivo, el género del ensayo pronto encontró su camino: ser un ámbito para el debate de ideas y experienci­as.

De este proceso ideológico nace el ensayo moderno como singular dialéctica entre el Yo y el Mundo. El ensayo literario es un género en el cual la particular visión del ensayista nos remite a una interpreta­ción del mundo y, a su vez, el mundo así interpreta­do nos restituye a la mirada del ensayista. La interrelac­ión de estos dos elementos conforma lo privativo del ensayo literario. No todo texto en prosa es ensayo literario.

Disposició­n recurrente del ensayismo hispanoame­ricano ha sido el juicio moral de la sociedad. La historia es analizada desde una percepción ética. Las posturas ideológica­s de nuestros ensayistas pueden ser diferentes, sin embargo, todos confluyen en una visión deontológi­ca de la realidad. La naturaleza dúctil y proteica del ensayo latinoamer­icano (ese “centauro de los géneros”) permite que al interior de sus fronteras quepan todos los discursos posibles. El ensayo literario es esa forma de la prosa hispanoame­ricana que ha estado ligada al mundo de los valores.

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