Este camarón no se duerme…
ni se lo lleva la corriente”. Me han sorprendido gratamente las declaraciones del presidente de la Cámara Nacional de Acuacultura, José Antonio Camposano, a este Diario la semana pasada, en las que pone de relieve la actitud proactiva y positiva del sector que representa frente a la crisis global y multidimensional que vivimos en el Ecuador y en el mundo.
En situaciones inéditas, por complejas y difíciles, como la que atravesamos desde hace un año, donde el ingenio, la responsabilidad y la valentía se ponen a prueba para superarlas, no hay espacio para lamentos y exigencias porque el problema es de todos y juntos tenemos que afrontarlo. Dice Camposano con sensatez que los camaroneros han sabido adaptarse a las dificultades y que van saliendo. Están haciendo importantes inversiones desde mediados del año pasado y ya están preparándose para la situación del mundo pospandemia. Han contratado consultores para hacer estudios sobre diversificar los mercados y profundizar su presencia en los ya consolidados como Europa, Reino Unido y China, pero con técnicas de acceso más sofisticadas como exportar colas de camarones, no necesariamente enteros, ir directo a puntos de venta y a supermercados, entre otras. Se proponen identificar nichos de mercado para la oferta del producto a fin de buscar reforzar nuestra presencia. Es decir, innovar en el destino, en el cultivo, en la preparación final de las exportaciones y en la distribución, ajustándose a los requerimientos de los consumidores. Mención especial, según Camposano, es China ya que considera, y con razón, que será el país menos afectado por la crisis -esto lo digo yopor lo que la exportación no solamente que no bajará, sino que puede incrementarse.
La economía ecuatoriana en todos sus sectores pasa por un período crítico a causa de la pandemia, la falta de políticas públicas claras por parte de un gobierno ausente, la desinstitucionalización y la corrupción generalizada, pero bien hace el sector camaronero en no lamentarse ante el desolador escenario al hacerle frente con pragmatismo y coraje. Es así como deberían actuar todos los actores económicos, sobre todo, otros exportadores ya que de ellos depende la dolarización que es la que aporta dólares a la economía y la sostiene. Y también los importadores y el sector financiero que deben actuar con igual prestancia en sus respectivos campos.
La posición de los camaroneros, debe estar acompañada por políticas gubernamentales que impulsen su crecimiento. Por lo pronto, gracias a su dinamismo y visión prospectiva le ha llevado ya a ser la más grande del mundo.
Pues sí, si el camarón ecuatoriano se conduce como hasta ahora, “no se lo llevará la corriente…”