La realidad que vivem ataje, donde secuestraron al equipo periodístico, es de temor”.
EDITORIAL
El temor, la cautela y el silencio se mastican en la frontera ecuatoriana con Colombia. En los lindes de las provincias de Esmeraldas y el departamento de Nariño, las extensas zonas son permeables y peligrosas.
El presidente Lenín Moreno participó en la inauguración del puente que se hizo famoso por no llevar a ninguna parte, en la proximidad de Mataje, en donde secuestraron al equipo periodístico de este Diario.
En esa zona norte de Esmeraldas hubo antes del secuestro -y posterior asesinato en Colombia- dos atentados terroristas a cargo de un grupo criminal contra una patrulla y un cuartel de la Policía. Se trata de ex
El Presidente dijo que hay grupos armados operando. La realidad que se constata en la zona de Mataje, donde secuestraron hace casi tres años a un equipo periodístico, es de temor.
terroristas de las FARC, disidentes y delincuentes comunes actores de secuestros, asesinatos y narcotráfico.
Por la zona pululan las personas vinculadas con los grupos violentos. Se camuflan con ropaje similar a los civiles de la zona. De cuando en cuando asesinan, secuestran. Mandan mensajes a la población amenazando por eventuales delaciones.
Para saber lo que allí sucedía - sigue sucediendo- bastaba conocer o explorar la zona. Amplias plantaciones cocaleras, laboratorios clandestinos diseminados en territorio colombiano y, en los lindes fronterizos, riachuelos y minas clandestinas.
Todas las operaciones clandestinas generan millones de ganancias sucias. Narcotráfico, trata de personas, secuestros, contrabando y minería ilegal. Para un Estado formal como el ecuatoriano es muy difícil la seguridad plena. Máxime si el gran territorio del país vecino parece tierra de nadie. Los puestos de comando y vigilancia son distantes.
El país gasta millones en movilización de Fuerzas Armadas, embarcaciones, preparación del personal. La Policía recibe sumas considerables. Pero el crimen multiplica sus capitales y hace desigual la lucha.
Otro aspecto es el tejido social, poblados pobres, carentes de todo. Al miedo se suma la necesidad, una peligrosa combinación. La seguridad fronteriza debe ser una prioridad. El exuberante paisaje oculta un ‘mar de fondo’ de siniestras raíces e impredecibles consecuencias.