El Comercio (Ecuador)

La incorporac­ión de algunos hábitos, como dejar de lado el plástico, disminuirá la generación de basura diaria

- Redactora (I) ialarcon@elcomercio.com

Una bolsa de tela y un termo pueden convertirs­e en los principale­s aliados de quienes buscan contribuir con el cuidado del ambiente. Reemplazar las fundas, empaques y botellas plásticas por productos reutilizab­les es parte del estilo de vida ‘zero waste’ o basura cero. Este demuestra que al modificar pequeñas acciones diarias se logran grandes cambios en el planeta.

Cada día, una persona en América Latina produce alrededor de 1 kilo de desechos, que terminan en el ambiente o en los rellenos sanitarios. Quienes han optado por un estilo de vida sin basura, buscan reducir esta cantidad mediante la utilizació­n de productos reciclable­s o eliminando cosas de un solo uso.

Andrea Lema, CEO de Suyana Cero Waste, empezó a implementa­r estas prácticas hace cuatro años. El primer paso es estar consciente de que los cambios toman tiempo. Por eso, lo más recomendab­le es enfocarse en una acción puntual. Una vez que esta se haya convertido en un hábito, se pueden integrar más prácticas.

Reemplazar bolsas de plástico por unas de tela fue la primera decisión que Lema tomó para reducir sus desechos. Dejó de lado las botellas y ahora siempre lleva un termo a sus paseos o reuniones.

El siguiente paso, sugiere Lema, es analizar en qué zona del hogar se producen más desechos. En su caso fue el baño. Aunque para muchos no es evidente, los frascos plásticos de los productos de higiene personal generan contaminac­ión. Por eso, empezó a utilizar champú en barra y pasta dental natural, que se vende en envases reutilizab­les.

Los empaques de comida o los plásticos que no se pueden reciclar, y que no pudo evitar usarlos, Lema los guarda en su ‘mason jar’. Este es un recipiente para contabiliz­ar toda la basura que ha generado. Por lo general, produce una por año.

Carolina Reyes, fundadora de Cero Residuos Ec, es otra seguidora del estilo de vida ‘zero waste’. Hace tres años empezó a incorporar hábitos más respetuoso­s con el ambiente. Sus ganas de difundir estas prácticas, al igual que a Lema, la llevaron a elaborar y vender productos que reemplazan a los plásticos en su vida.

Llevar siempre una funda de tela, secar la ropa al sol, comprar productos locales, lavarse los dientes con un vaso de agua y comer menos carne son cinco acciones sencillas que Reyes recomienda para familiariz­arse con este estilo de vida.

También propone el uso de productos con menor impacto. El cepillo de dientes de bambú, por ejemplo, es amigable con el ambiente, ya que el material predominan­te en su estructura no es el plástico.

Para generar menos basura en la cocina, Reyes aconseja separar los residuos orgánicos para hacer compostaje. Las esponjas plásticas para lavar los platos pueden ser reemplazad­as por las de fibras naturales, las toallas de papel por otras de tela y el plástico para cubrir la comida puede sustituirs­e con cobertores reutilizab­les.

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Andrea Lema utiliza cubiertos biodegrada­bles y papel reciclado para sus alimentos.
Fotos: diego Pallero archivo / el comercio y cortesía andrea lema • Andrea Lema utiliza cubiertos biodegrada­bles y papel reciclado para sus alimentos.

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