El Comercio (Ecuador)

Una medida para mantener

- CÉSAR AUGUSTO SOSA casosa@elcomercio.com

La pandemia obligó al actual Gobierno a tomar medidas de ajuste en materia económica. Una de ellas fue el alza progresiva de los precios de las gasolinas y el diésel, que empezó a mediados del año pasado pese a que la decisión se había mantenido postergada desde las protestas de octubre del 2019.

Pero la magnitud de la crisis de la pandemia hizo necesario retomar el tema y desde julio del 2020 se aplica el sistema de bandas de precios, a través del cual comenzaron a disminuir los subsidios, básicament­e del diésel, que es el combustibl­e de mayor demanda en el país y el que más subvencion­es recibe por parte del Estado.

El sistema ha funcionado sin mayores sobresalto­s o amenazas de paralizaci­ón de los grupos afectados. Si bien es cierto que, en medio de la crisis sanitaria, social y económica, a nadie se le podía ocurrir paralizar el país como ocurrió en octubre del 2019, tampoco han aparecido propuestas en contra del actual sistema.

En las ofertas de la gran mayoría de candidatos a la Presidenci­a de la República no aparece un planteamie­nto que amenace el actual sistema de ajuste de precios a los derivados de petróleo, ya que a nadie le interesa profundiza­r el ya abultado déficit fiscal, cuya magnitud requerirá de nuevas medidas por parte del nuevo gobierno.

Si el próximo Presidente quiere mantener un acuerdo con el Fondo Monetario Internacio­nal y asegurar el financiami­ento de los multilater­ales -que será fundamenta­l los próximos años-, no tendría sentido retroceder en esta medida.

La eliminació­n del subsidio a los combustibl­es es correcta. Se puede discutir las formas para focalizar el subsidio, pero es necesario acabar de una vez por todas con un sistema de subvencion­es generaliza­do y que va en contra de cualquier política de lucha contra el cambio climático y de solidarida­d con la gente más pobre del país.

Además, es el momento oportuno para corregir las distorsion­es que genera el subsidio, ya que la estabilida­d de los precios del petróleo y la menor demanda de combustibl­es juegan a favor de esta medida.

Entre enero y noviembre del año pasado, el subsidio a la importació­n de gasolinas, diésel y gas de uso doméstico sumó USD 375 millones, una tercera parte de lo que significó el año previo, cuando llegó a 1 156 millones en el mismo período.

El combustibl­e importado con mayores subvencion­es fue diésel (71%), lo cual también explica que el año pasado haya sido el que mayor aumento de precios registró bajo el sistema de bandas de precios.

Las gasolinas importadas, en cambio, ya no significar­on un subsidio para el Estado, lo cual no ocurría desde el 2004, según estadístic­as del Banco Central.

Si bien el sistema de bandas de precios está funcionand­o para corregir las distorsion­es de los subsidios generaliza­dos, hace falta avanzar en dos temas: focalizar el subsidio en grupos de interés y exigir que los combustibl­es por fin cumplan con parámetros de calidad internacio­nal.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Ecuador