En el tejar, calles están llenas de vendedores
Los comerciantes de locales populares comentan que no hay suficiente clientela
Los sábados y domingos eran los días más esperados por los vendedores de los Centros Comerciales del Ahorro, en el Casco Colonial. Sin embargo, desde que empezó la pandemia sus negocios se han visto afectados por la falta de compradores.
En El Tejar, donde queda la mayoría de locales, se vio a Carmen Anaguayo, quien ofrece sacos de lana. Ya lleva varios días sin vender sus productos por falta de compradores. Pensó que este fin de semana la situación iba a mejorar, pero se equivocó.
“En el Centro Histórico hay más vendedores ambulantes que clientes”, comentó la señora. En un recorrido, este Diario constató que pocas personas adquieren la mercadería en los almacenes ubicados en las calles Chile, Imbabura, Olmedo, Cotopaxi y otras vías aledañas a estos comercios.
Verónica Cisneros trabaja en un local de venta de ropa para mujer. Pese a las promociones -relató- los clientes no adquieren nada, solo miran las prendas, se las prueban, pero finalmente no concretan la compra.
En diciembre y sobre todo los días cercanos a la Navidad, dijo, algo mejoró el negocio, se vendió un 30% más que en octubre y noviembre, pero con el nuevo año otra vez escasean los compradores.
José Lara, del almacén ‘La Huequita del Rock’, donde se expenden camisetas de los grupos de música de este género, contó que el lugar permanece vacío todos los días, que no sabe si continuar o cerrar. No lo ha decidido porque el dueño del inmueble le bajó el costo del arriendo. Está preocupado porque pese a eso no obtiene ganancia.
Dentro de los Centros Comerciales del Ahorro, la situación no es diferente. En el ‘Mega Ipiales Hermano Miguel’, Janeth Guapi, empleada de un almacén de cosméticos, recordó que antes de la pandemia trabajaban los domingos hasta las 18:00. Ahora, por la falta de compradores cierran el local a las 15:00. “La gente prefiere gastar en comida que en productos de belleza”.
Además, esta señora comentó que le pagan la mitad de lo que ganaba antes de que apareciera el SARS-COV-2.
Por su parte, la coreana Seorak Kim, propietaria de la importadora Xin Lian, dijo que las prendas que oferta están con el 50% de descuento, pero aun así no tiene muchas compradoras, segmento al que se dirige su negocio de lencería.
Emiliano Padilla, administrador de un local de venta de implementos deportivos, está preocupado. De martes y jueves, cuando hay feria en la calle Ipiales, aumentan un poco las ventas. Pero no es suficiente para cubrir sus gastos.
En esa zona, el agente metropolitano de control, Gustavo Lara, hablaba con los vendedores ambulantes. Junto a otros compañeros les pedía que no se detengan en puntos fijos, que circulen. Su trabajo -subrayó- no es fácil en esta crisis económica, provocada por la pandemia. “Comprendemos la necesidad de la gente que intenta vender algo, pero las calles no pueden convertirse en mercados”.