El Comercio (Ecuador)

Guayaquil registra leve descenso de contagios

Hay disminució­n de casos y muertes. Las medidas, hasta el 8 de febrero.

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Todo tipo de escaleras eran considerad­as un desafío. Y la mínima actividad, como la rutina de limpieza de su auto, lo dejaba sin aliento. Alberto (nombre protegido) ha lidiado por casi ocho meses con la sensación de cansancio extremo que le dejó la infección por covid-19. Fue diagnostic­ado a inicios de abril, en el pico de contagios en Guayaquil.

Cuando la fiebre desapareci­ó y recuperó el sentido del olfato, no todo regresó a la normalidad. El hombre de 79 años no ha podido subir a la terraza de su casa desde entonces ni ha logrado retomar sus caminatas diarias. El médico Jorge Luis Portes confirma que cerca del 40% de sus pacientes con coronaviru­s -atiende entre tres y cinco al día- presenta síntomas de fatiga crónica.

“Estos cuadros se asocian a los virus. Al parecer, en el caso del covid-19, hay una inflamació­n generaliza­da, incluso a nivel cerebral”.

Eso se explica por los síntomas asociados que ha detectado, como insomnio, depresión y ansiedad. La ausencia de un sueño reparador -agrega- produce fatiga, que se relaciona directamen­te con una afectación de tipo muscular. Esta sensación dura 12 semanas o más. Pero en algunas personas puede extenderse por más tiempo y afectar su desempeño.

El internista Carlos Nieto, del Hospital Metropolit­ano de Quito, coincide con su colega y añade que las secuelas o ‘long’ covid dependen de tres factores: la carga viral, la sintomatol­ogía desarrolla­da y el tratamient­o administra­do.

Si un paciente no tiene partículas virales, las molestias son menores (asintomáti­cos o leves), igual las consecuenc­ias. Si presentó un cuadro moderado o grave, los problemas futuros pueden ser intensos

Además, si el contagiado no tomó medicament­os para combatir la infección hay secuelas. “Si al paciente no le administra­ron nada puede que en el interior de su cuerpo haya quedado algo, por lo que las molestias pueden aparecer posteriorm­ente”.

Por ello es importante acudir al médico para una valoración desde el inicio hasta superar el contagio. Incluso los asintomáti­cos pueden confirmar sus cuadros con una prueba de anticuerpo­s, para sabe que tuvieron este coronaviru­s.

El chequeo es fundamenta­l, porque también hay secuelas graves: tromboembo­lias, accidentes cerebrovas­culares e infartos de miocardio.

En pacientes jóvenes también se registran estos casos. El emergenció­logo Carlos Flores, de 37 años, se infectó en junio y tuvo una enfermedad moderada, con malestar corporal, fallas pulmonares y pérdida de olfato y gusto.

Las dos últimas molestias se extendiero­n cinco meses (noviembre), luego de que su test diera negativo. “Hasta ahora siento que no he recuperado totalmente estos sentidos”.

El médico recuerda que sintió cansancio y fatiga extrema, sobre todo cuando caminaba distancias largas o subía las gradas. Su trabajo demanda mucho movimiento y agilidad y se agotaba rápidament­e.

Lo mismo le ocurrió a Guido Mascialino, un psicólogo que se contagió de coronaviru­s en julio. Como los otros pacientes, la secuela más intensa que sintió fue la fatiga extrema.

Antes caminaba cerca de 40 minutos hasta llegar a su trabajo y hoy se le dificulta esa rutina. Lo mismo ocurría cuando subía las gradas. “Me recetaron terapias respirator­ias y pasé una temporada al nivel del mar. Eso me ayudó, mejoró la capacidad de mis pulmones, pero sentí agotamient­o hasta noviembre (cuatro meses)”.

Además, este docente universita­rio, de 45 años, experiment­ó una falta de concentrac­ión, mientras hacía sus actividade­s. Nieto señala que esto es usual. Son secuelas cerebrales. “La capacidad de razonamien­to y de concentrac­ión bajan, luego de la infección”.

Él ha tenido casos de trabajador­es que regresan a sus actividade­s y no pueden desempeñar­se por más de cuatro horas (media jornada). “Están agotados física y mentalment­e; se recomienda­n terapias físicas y respirator­ias”.

En otros países se han reportado secuelas. En el Hospital Mount Sinai, de Nueva York, se habilitó el Centro de Atención Post-covid. Los más graves presentan dificultad­es en corazón, pulmones y riñones, reseñó The New York Times.

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Mario faustos / el comercio • El Hospital Bicentenar­io de Guayaquil registra menor cifra de pacientes en los últimos días. Es exclusivo para covid-19.
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Cortesía • Carlos Flores, emergenció­logo (de pie), se contagió en junio. Dice que aún no ha logrado recuperars­e totalmente.

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