Palmeiras y el fracaso de Sudamérica
El fútbol, a veces, es cruel. En cuestión de días, el equipo de Palmeiras pasó de la euforia de haber ganado la Copa Libertadores a registrar la peor participación de un equipo sudamericano en el Mundial de Clubes.
Debido al aumento de la brecha financiera entre los clubes de Europa y los de América del Sur, pocos pedían el título en Catar. Pero la exigencia mínima para Palmeiras era llegar a la final. Que muestre, quizás no el ‘jogo bonito’ pues eso ya es historia en Brasil, pero sí algo de solidez defensiva y contragolpe, las armas con las que ganó la Copa Libertadores.
Pero, en dos cotejos, los pupilos de Abel Ferreira hicieron el ridículo en Catar. No marcaron ni un gol en los dos cotejos. No alcanzaron la final y, por primera vez para un cuadro de la Conmebol, ni siquiera llegaron al podio.
Palmeiras, que llegó al Mundial con la reputación de ser un plantel muy táctico y apegado a las ideas modernas del juego, apenas atacó. En el cotejo por el tercer puesto, solamente disparó cuatro veces a la meta del egipcio Al-alhy, que se quedó con la medalla de bronce.
La pregunta es si esto es solamente un naufragio puntual o, como se teme, hemos presenciado un evidente síntoma del deterioro del fútbol sudamericano. ¿Es coincidencia que Neymar, un empedernido fiestero, sea el último gran jugador sudamericano en llegar a Europa? Y eso de ‘gran’ merece unas enormes comillas, pues desde que está en Francia se habla más de sus farras, sus líos y sus lesiones que de sus goles.
La Conmebol, en lugar de barnizar sus torneos para hacernos creer que somos europeos, debe invertir decididamente en proyectos formativos para encontrar a los nuevos valores que salven a Sudamérica de estos papelones.