El Comercio (Ecuador)

No seamos cuervos, por favor

- María Herrera Heredia Columnista invitada

La incertidum­bre sobre quién pasará a competir con el candidato Arauz en la segunda vuelta ha producido alta zozobra e intranquil­idad en el país. Cuando se pensaba que las cartas estaban echadas sobre la mesa y que la contienda presidenci­al sería entre Lasso y Arauz, representa­ntes de dos modelos ideológico – económicos distintos, viene el empate técnico Lasso-pérez, situación que descompone el tablero electoral, porque hay dos potenciale­s ganadores que buscan fervientem­ente inclinar la balanza a su favor, a la vez que abre la posibilida­d de que sean dos candidatos progresist­as los que vayan a la segunda vuelta, creando confusión y angustia en el electorado.

Declaracio­nes de los candidatos van y vienen, hay nerviosism­o, la espera es eterna para el pueblo que mira los datos oficiales como una película de suspenso, sin saber cuál será el final, un final ambivalent­e porque lo que está en juego no es Lasso o Pérez, es el futuro del país, un futuro que puede ser pacífico o de terror, de tranquilid­ad o pánico. En este contexto hostil hay que valorar la reacción de los ecuatorian­os, buscando una alternativ­a que viabilice la posibilida­d de enterrar al socialismo, con nombre de Rafael. Hermoso sentir la preocupaci­ón nacional por el destino de la Patria, el despertar del civismo que lo creíamos dormido, a través de manifiesto­s, como la exhortació­n de la Conferenci­a Episcopal Ecuatorian­a, la contralorí­a social al proceso electoral por parte de la Comisión Nacional Anticorrup­ción, la reflexión sobre un cogobierno entre Lasso, Pérez y Hervas de José Hernández y como no mencionar también la cantidad de memes que a la vez que estimulan el buen humor envían profundos mensajes de paz, dialogo, democracia y unidad.

El pueblo sueña con un pacto en favor de la democracia y de un futuro próspero, pide a gritos a sus líderes, unión y diálogo, ve en ellos un mecanismo idóneo para vencer el totalitari­smo que acecha, demanda deponer posturas personales, políticas, partidista­s y ceder en favor de 18 millones de ecuatorian­os, de los más pobres, de quienes la vida los castigó sin motivo, y que ahora sufren desempleo, desnutrici­ón, enfermedad, insegurida­d y muerte. El Ecuador entero pone los ojos en las posturas y conversaci­ones de los candidatos Lasso – Pérez, espera y aspira transparen­cia, ética, compromiso, pero no llega el instructiv­o y se terminan los sueños, volvemos a la retórica, al clientelis­mo, a la maniobra que me favorezca.

Perdemos el tiempo, no vemos el precipicio que nos espera en escasos dos meses. Si no consolidam­os la unidad del 65% que votó en contra del proyecto socialista, diluimos la esperanza, como siempre jugamos bien, pero terminamos perdiendo, nos parecemos al cuervo de la fábula que dejó escapar el queso que tenía seguro en su boca, por la vanidad que producen los halagos del poder, mientras la astuta zorra consigue su cometido, robarle la presa y hacer de las suyas.

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