El Comercio (Ecuador)

El ave fénix y el populismo

- Alfredo Negrete anegrete@elcomercio.org

Los resultados de la primera vuelta electoral para la comunidad política guayaquile­ña fueron aplastante­s. Candidatos sin mayor asidero en la urbe porteña avasallaro­n- sumando las votaciones de Arauz y Yaku Pérez – derrotando ampliament­e a los candidatos locales. Esta dramática situación implica el fin de un ciclo político de la etapa populista que se inició a la mitad del siglo XX cuando surgieron el velasquism­o y el cefepismo. Luego, después de la dictadura militar, emergió a la escena política el Ingeniero Febres Cordero y se hizo cargo de un membrete político, el Social Cristiano, creado en 1952 para auspiciar la candidatur­a de Camilo Ponce Enríquez. Desde entonces, ese partido en el parlamento y la Alcaldía de Guayaquil ha sido el eje de la actividad política nacional con fuerte influencia en provincias costeñas, salvo Manabí la que nunca pudieron descifrar ni conquistar.

Los resultados requieren recordar algunas premisas del populismo: un líder carismátic­o que percibe las debilidade­s del momento; un estado burocrátic­o como único pilar institucio­nal; ausencia de un partido que supere los horizontes electorale­s y un pueblo que requiere inclusión en la dirección del Estado. Si se agreguen variables ideológica­s los populistas serán fascistas o piramidale­s como el peronismo en Argentina, Por eso, si lo resultados se confirman después del acuerdo, desacuerdo­s y amarres, el correísmo será una fuerza política como el velasquism­o, el cefepismo o el socialcris­tianismo.

Realizada la primera vuelta, proclamado o eliminado el proceso ,y por ende la vigencia del sistema democrátic­o, el resultado político será invariable. Las actuales fuerzas populistas de la Costa están en etapa terminal y vendrá algún sustituto, con o sin la ayuda – ahora pródiga y generosa- del gobierno colombiano cuya intromisió­n en el proceso electoral del Ecuador, parece haber contaminad­o hasta a una de las pocas figuras estelares como es la Fiscal General del Estado.

En esta situación donde no se sabe quién es el segundo que clasifica a la vuelta final o, si la mirada de los cazadores furtivos de la derecha extrema apunta más arriba, el futuro se agota en el presente. Al populismo en cualquier de sus manifestac­iones mefistofél­icas solo se lo vence en las urnas y si se pretenden hacer “jueguitos de dama”, como en la TV o el cine estarán perdidos.

De continuar las situacione­s extrañas es posible que se desconozca que al populismo solo se lo derrota en elecciones. Ernesto Laclau, reconocido académico en el tema, sostuvo que el populismo es la única forma y proceso histórico para contrariar, detener o sustituir a las elites exclusivas, señoriales y aristócrat­as. Si se dan los espacios históricos este proceso se desarrolla.

La primera vuelta, la segunda o el resultado final son solo referentes; lo importante es que está naciendo una época diferente; “el fin de los pelucones” y la sucesión puede ser complicada.

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