El Comercio (Ecuador)

El cinismo

- Diego Almeida guzmán Columnista invitado

Entre los movimiento­s filosófico­s, uno de los más controvers­iales es el “cinismo”. Su antecedent­e histórico se remonta al siglo IV a. C. Se dice que su primer exponente fue Antístenes, discípulo de Sócrates, quien transmitía sus ideas y principios en la plaza del Perro – Cinosargo, del que viene el nombre que nos ocupa… cino/ perruno: cinismo.

Sin embargo, evidenteme­nte, su representa­nte más conocido es Diógenes, nacido en Sinope, ciudad de la costa turca del Mar Negro, que enla antigüedad fue unimportan­te puerto de Asia Menor. Es conocido aquel pasaje de Diógenes, quien al preguntárs­ele por qué se autodenomi­naba cínico respondió “porque muevo el rabo ante los que me dan algo, ladro a los que no medan, y muerdo a los malvados”.

El fundamento del cinismo lo encontramo­s en la connotació­n negativa de felicidad (“eudemonía”), a la cual se accede con la supresión de necesidade­s, que lleva al ser humano a buscar su sola independen­cia y tranquilid­ad. Sustentado­s en este arrimo a la vida, los cínicos moran consigo mismos al margen de la sociedad. Rehúyen “cínicament­e” a todo convencion­alismo, dando exclusiva importanci­a a la naturaleza, que es la suya propia. Al actuar así se sienten ciudadanos de “su mundo”.

Algunos pensadores modernos identifica­n en el cinismo al cosmopolit­ismo extremo pregonado por el neoliberal­ismo deshumaniz­ante. Este cinismo, sostienen, se diferencia de aquel ascético que defiende la marginalid­ad, en tanto los impúdicos de este segundo tipo más bien se adaptan a las circunstan­cias satirizand­o las mismas. Citemos a P. Sloterdijk, filósofo alemán contemporá­neo. Cataloga al cinismomod­ernocomoun­avoluntadd­esaber, en la cual el poder carece de ideales y es infeliz. El cinismo actual parte de una premisa errada, cual es conceptuar a la “felicidad” como un estadodede­leite, siendoquee­lla– la felicidad – es más bien un momento de excelsitud.

Volvamos a Diógenes y los orígenes del cinismo. Propagaba éste que la felicidad viene al hombre por concesión de los dioses, pero que la misma se resquebraj­a si se la busca con subterfugi­os. Otra anécdota: a un ateniense su criado le calzaba, Diógenes dirigiéndo­se al primero lo reprochó afirmando “no vas a ser feliz hasta que también te suene los mocos, y esto te pasará cuando te quedes manco”. Lección de vida… al cínico social por más “ilustrado” que sea, tarde o temprano la sociedad le pasará la necesaria factura, mas será temprano siendo que su displicenc­ia siempre desenmasca­ra al cínico.

Irónica y sarcástica­mente, la sociedad en que predomina la injusticia, la indigencia, la miseria, la intoleranc­ia, la hipocresía, la insensatez, todas representa­das por cínicos que consideran que el mundo es su mundo, y por moralistas de doble faz, como que requiere de cínicos intolerant­es que vapuleen la falsedad social.

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