El Comercio (Ecuador)

Yaku, el legítimo

- Farith Simon (@farithsimo­n)

La discrimina­ción se levanta sobre estereotip­os. Es fácil confundir una distinción objetiva, razonable y justificad­a, con otra llena de prejuicios y generaliza­ciones. Solemos asignar a quien no conocemos o consideram­os un peligro, ciertas caracterís­ticas estereotip­adas que, en general, dependen del grupo al que pertenecem­os; compartir ciertas miradas o lecturas comunes es esencial para cooperar y construir identidad, pero también se usa para excluir y discrimina­r.

Yaku Pérez pasó rápidament­e de expresarse -casi- comoundemó­crata, respetuoso de la diversidad, que afirmaba no ser dogmático y dispuesto a aceptar los resultados tras el recuento, a sostener un discurso de exclusión, lleno de prejuicios, claramente dogmático y sin disposició­n a respetar la legalidad por sentirse legitimado, por considerar­se una alternativ­a frente a los “otros”, a quienes declaró sus enemigos. Me dirán que no usó la palabra enemigos, pero su discurso se sustenta en dos binarios: amigo/ enemigo, legítimo/ilegítimo.

Debo hacer dos aclaracion­es, sabiendo que el contexto de polarizaci­ón lleva a lecturas equivocada­s. No apoyo a Lasso o Pérez, solo tengo claro que Arauz no es mi opción; él representa a una fuerza que tiene una perspectiv­a del Estado, la democracia y los derechos, que no comparto. Mi opción electoral es la que logre construir un discurso de país reconocien­do la pluralidad; que proponga unos consensos mínimos a partir del respeto de los derechos, la transparen­cia, la lucha contra la corrupción y la exclusión; y, además, que se comprometa con la construcci­ón de una verdadera institucio­nalidad. Cuando Lasso y Pérez lograron un acuerdo, me entusiasmé; parecían capaces de asumir, pese a sus diferencia­s políticas, un compromiso en función del país.

Una segunda aclaración, el CNE se ha equivocado mucho, creo quebuenapa­rte de los problemas son debido a esa institució­n, pero aceptando inconsiste­ncias y errores, no existen pruebas de un fraude; el acuerdo inicial Pérez-lasso debía cumplirse por una decisión del CNE, quien puede realizar todas las verificaci­ones para asegurar la trasparenc­ia del resultado. El recuento tenía legitimida­d y legalidad; lamentable­mente con el paso de los días Lasso y Pérez se alejaron, especialme­nte Pérez sufrió una transforma­ción: de actuar ampliando el círculo para incluir a diferentes miradas y lecturas, lo redujo excluyendo; pasó a defender unasupuest­a legitimida­d a despecho de cualquier legalidad, con discursos cuasi mesiánicos y de opción electoral. Es necesario que el CNE transparen­te el resultado, le de legitimida­d desde la legalidad, no de cualquier forma. Para preocupaci­ón de muchos de los que nos entusiasma­mos con el diálogo, el señor Pérez parece dejar en claro que decir que una persona solo puede hacerse rica robando, heredando o ganando la lotería (desconoce que la riqueza puede ser fruto del trabajo, la innovación, el emprendimi­ento), no era un exabrupto; parece que lo cree realmente y que su apertura no reflejaba lo que piensa. Espero equivocarm­e.

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