El elector prefirió la mañana soleada y evitó la aglomeración
Antes de las 08:00 el intenso sol calentó el ambiente en la capital azuaya. Eso favoreció para que los cuencanos sufragaran en las primeras horas.
Desde las 06:45, empezaron a llegar y formar largas filas en los exteriores de los recintos electorales. Algunos amigos que no se habían visto en algún tiempo aprovecharon para saber de sus familias y otros hablaron del covid-19.
Luego de 15 minutos, los militares permitieron el ingreso ordenado de los votantes a los recintos. En menos de media hora, las filas extensas desaparecieron y hubo un flujo normal de personas.
María Muñoz, de 67 años, estaba adelante de la fila de mujeres en la Unidad Educativa Nicolás Sojos, ubicada en la parroquia Yanuncay.
Ella vestía pollera, mandil, botas de caucho y doble mascarilla. A paso acelerado llegó hasta la junta 14, donde también sufragó en la primera vuelta. Se la veía apurada porque luego tenía que llegar al mercado 10 de Agosto, para vender sus hortalizas.
Según ella, madrugó porque su trabajo diario culmina después de las 17:00 y en la primera vuelta demoró casi dos horas. “Ahora está rápido. Mis hijas dicen que el certificado anterior ya no sirve y por eso me insistieron que venga a esta hora”.
En la puerta de los recintos, el personal del Consejo Nacional Electoral y militares orientaron a los votantes para que llegaran a sus respectivas juntas y en los exteriores, tres guardias municipales ponían orden para que se cumpla con el distanciamiento físico de dos metros.
No hubo ventas ambulantes en los alrededores. Pero en los recintos más grandes como el Técnico Salesiano, María Auxiliadora, Tres de Noviembre y Sagrados Corazones, algunas tiendas y viviendas cercanas se convirtieron en puntos de venta de comida rápida y para plastificar documentos.
Durante el arribo de los electores se evidenció que la mayoría siguió las recomendaciones de las medidas de bioseguridad, como llevar su bolígrafo y alcohol y utilizar doble mascarilla.