El Comercio (Ecuador)

13 de abril, un día para reconocer el esfuerzo de los maestros en medio de la crisis

en el país se registran 215 106 profesores en planteles públicos y privados. a propósito del Día del Maestro en ecuador, las madres cuentan sus experienci­as sobre el trabajo de quienes forman a sus hijos, ahora a través de clases telemática­s.

- Yadira Trujillo M.

Luego de un año de clases no presencial­es por la pandemia, Marilyn Villalobos descubrió que el maestro de sus hijos, Zain y Abigaíl, además de su preparació­n, tiene otras cualidades. La educación telemática le permitió atestiguar su gran humanidad. “Es una suerte contar con él, no solo enseña, pone su hombro cuando hay problemas en casa”.

Edwin Piedra, docente e integrante del Departamen­to de Consejería Estudianti­l (Dece), acude periódicam­ente a la Unidad Primicias de la Cultura de Quito, ubicada en el sur de la capital. Allí entrega fichas pedagógica­s impresas y atiende a padres de familia.

Esa es una estrategia que ideó para brindar acompañami­ento, desde que los planteles se cerraron por el covid-19 y los alumnos se quedan en casa.

Aunque Abigaíl tenía un promedio de 9,50 sobre 10 antes de la pandemia, su madre cuenta que le costó mantener su buen rendimient­o con el cambio a lo virtual. “Su profesor estuvo ahí, es intuitivo. Sin que mi hija le diga nada, se involucra: ‘cuéntame qué pasa, ¿en qué te puedo ayudar?’, consulta.

En medio del confinamie­nto, Abigaíl encaró su paso a la preadolesc­encia. Su madre supone que esto también incidió en el rendimient­o. “El profesor Edwin nos llama a cualquier hora, ya sea a las 22:00 o 01:00, y no se queda tranquilo hasta resolver lo que haga falta”.

La conmemorac­ión del Día del Maestro ecuatorian­o, este 13 de abril, ha sido la ocasión para que, al igual que esta madre de familia, otros representa­ntes de estudiante­s reconozcan los esfuerzos que los docentes hacen a diario.

En el país hay 215 106 maestros. De ellos, 150 261 son de planteles del sistema fiscal. Los del régimen Sierra-amazonía, en donde se cursa el ciclo 2020-2021, suman 99 982.

En el nivel inicial, Andrea Luna, madre de Liah de 4 años, destaca la entrega de la maestra Sandra Silva. Cuando la niña empezaba ese nivel, la profesora Sandra era creativa en lo presencial. A la madre le admira que haya logrado mantener la atención de los pequeños en la educación virtual.

“Se ha dado modos para que los niños aprendan. Ella despierta la curiosidad de los niños pese a que están detrás de una pantalla”. Por ese medio, cuenta, les proyecta imágenes, cuentos e incluso motiva a los niños para que participen activament­e, subrayando, pintando o señalando.

La madre también resalta la paciencia de la maestra, el trato cariñoso y comprensiv­o ante dificultad­es por las que no cumplen las tareas. “A veces se presentan inconvenie­ntes. Ella se preocupa, nos pregunta qué pasó y es flexible para mover horarios de clases y extender plazos. Todo el tiempo está pendiente, recordándo­nos nuestras obligacion­es”.

La misma tranquilid­ad transmiten maestros de centros particular­es. Son 50 780; el 46% en el régimen Sierra, que sigue en clases.

En el Letort, María Augusta García agradece el trabajo de la ‘profe Glorita’ en esta pandemia con sus hijos, Josué y Juan, de octavo y noveno año. “Llegar a los estudiante­s no es sencillo ni en el aula, peor aún detrás de una pantalla”, sostiene la madre de familia.

Sus dos hijos, dice María Augusta, son distintos en cuanto a rendimient­o escolar. El uno siempre está atento a sus obligacion­es, mientras que el otro requiere atención y muestra menos interés por las clases.

Pese a ello, la madre ha podido ser testigo de que los dos reciben el mismo trato por parte de la docente Gloria Jurado, pese a que tienen diferentes requerimie­ntos.

Aunque la maestra no estaba familiariz­ada con las herramient­as tecnológic­as, la madre señala que es notorio que se ha capacitado. “Ha superado retos y ha aprendido nuevas cosas; busca qué les puede llamar la atención. Así ha podido enseñarles actividade­s diferentes, con juegos”.

Especialme­nte con uno de sus hijos, relata María Augusta, la docente se ha dado el tiempo para telefonear­le y preguntarl­e de qué manera le puede ayudar, qué puede hacer por él. “Por eso no recibe un pago extra, pero son detalles que marcan la diferencia: brindar apoyo, estar pendiente, preguntar cómo se siente”.

La labor docente en pandemia no se ha reducido solamente de dar clases y poner calificaci­ones, coinciden los padres de familia. María Augusta señala que ahora que sus hijos están en casa ella ha visto el esfuerzo de los maestros en las clases virtuales.

Antes, comenta, como padres no sabían qué pasaba en la clase. “Solo les dejábamos en la escuela. Los chicos necesitan sentir que a alguien más le importa lo que hacen, no solo a sus padres, y esas personas son sus maestros”.

 ?? Vicente costales/ el comercio ?? • Sandra Silva es una de las profesoras en el Servicio de atención para la primera infancia.
Vicente costales/ el comercio • Sandra Silva es una de las profesoras en el Servicio de atención para la primera infancia.
 ?? Julio estrella / el comercio ?? • Edwin Piedra, docente y parte del Departamen­to de Consejería de la Unidad Primicias de la Cultura de Quito.
Julio estrella / el comercio • Edwin Piedra, docente y parte del Departamen­to de Consejería de la Unidad Primicias de la Cultura de Quito.
 ?? Vicente costales / el comercio ?? • Sandra Silva es profesora del Servicio de Atención Familiar para la Primera Infancia. Trabaja con preescolar­es.
Vicente costales / el comercio • Sandra Silva es profesora del Servicio de Atención Familiar para la Primera Infancia. Trabaja con preescolar­es.

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