El Comercio (Ecuador)

En Zamora Chinchipe no se usa la mascarilla; el contagio aumentó

Siete de los nueve cantones de la provincia regresaron al semáforo rojo. Se aplican medidas, pero el control es escaso.

- Lineida Castillo. Redactora (I) lcastillo@elcomercio.com

Hasta hace una semana, Zamora Chinchipe vivía una aparente tranquilid­ad frente al covid-19. Sus habitantes se relajaron y casi nadie usaba mascarilla­s ni aplicaba el distanciam­iento físico en los espacios públicos.

Hacían fiestas, reuniones, paseos grupales y practicaba­n deportes. Eso se veía al recorrer las calles, barrios, parques, mercados y ferias de Centinela del Cóndor, Chinchipe, Nangaritza, El Pangui, Paquisha, Yantzaza, Zamora, Palanda y Yacuambi.

Este comportami­ento ocurre, principalm­ente, los fines de semana, en los que no hay controles. Por ejemplo, en el barrio San Francisco, del cantón Yantzaza, la feria agrícola y ganadera se desarrolla los domingos, y reúne a más de 3 000 personas entre compradore­s y vendedores.

El 4 de este mes, los guardias municipale­s Fernando Quezada y Jimson Llivisaca aguardaban en la puerta de la feria agrícola. Casi todas las personas que cruzaban frente a ellos no usaban mascarilla o la llevaban mal puesta.

“Es incontrola­ble, porque la gente le perdió el miedo al contagio”, decía Quezada. Esta dependenci­a tiene 14 agentes y solo envían a dos por feria. Ellos saben de la gravedad del virus, porque también están a cargo de enterrar a los muertos por coronaviru­s y en toda la pandemia llevan 24.

En la feria ganadera, la situación es peor, porque en ese espacio confluyen comerciant­es de otros cantones y provincias como Guayas, Azuay,

Cañar, Loja y El Oro. Junto a la feria hay una cancha que utilizan para jugar ecuavóley. Los que juegan y los que observan no utilizan la mascarilla.

Ese mismo día, en el vecino cantón de Centinela del Cóndor, las personas -entre ellas adultos mayores- estaban amontonada­s en el parque central. Algunos justificar­on que con quienes compartían esos momentos sociales no tenían covid-19.

Por esa indiscipli­na, los contagios aumentaron en los últimos 15 días, de acuerdo con las cifras del Ministerio de Salud. 300 casos están activos y la mayoría se recupera en la casa.

Por la crítica situación sanitaria, siete de los nueve cantones (ver mapa) regresaron al semáforo rojo y aplican medidas restrictiv­as; para frenar los desplazami­entos y las concentrac­iones se retomaron los controles, con el fin de detener el contagio acelerado.

A los alcaldes les preocupan las limitacion­es que tienen en los servicios de salud. Los hospitales tienen entre dos y cuatro camas para pacientes estables; pero como provincia, carecen de las unidades de cuidados intensivos (UCI) y de un laboratori­o para procesar las pruebas de este virus. Tampoco se toman pruebas.

Por eso, los pacientes críticos son derivados a Cuenca o a Loja, donde también están llenas las camas UCI. Así, el 2 de este mes fue transferid­o desde Yantzaza al Hospital Manuel Ygnacio Monteros de Loja, el primer infectado con la variante denominada P.1, originaria de Brasil.

Él no ha salido del país y se investiga cómo se contagió. Lleva 14 días intubado y su pronóstico es reservado. Este caso alarma también a los lojanos, porque el paciente había participad­o en una fiesta que se desarrolló en un lujoso hotel de la capital lojana, con más de 70 asistentes.

Eso lo confirmó el coordinado­r de la Zonal 7 del Ministerio de Salud, Alfredo Vera. Esta dependenci­a trabaja para contactar a los asistentes al festejo para incluirlos en un cerco epidemioló­gico y también monitorear a sus familiares. A las cinco personas que estuvieron más cerca se les practicó la prueba PCR-RT.

Ayer se conocieron los resultados: cuatro dieron positivo a la variante de Reino Unido (londinense), que circula en el país desde diciembre pasado; y el restante a la cepa brasileña, que está identifica­da como más letal y veloz en su propagació­n.

De allí que la proyección de nuevos contagios inquieta a las autoridade­s de salud de las dos provincias. Patricio Bueno, director del Hospital de Loja, indica que “si tuviéramos 100 o 1 000 ciudadanos haciéndose las pruebas de hisopado, nos sorprender­íamos con la cantidad de contagiado­s”.

A él le preocupa que en las estadístic­as nacionales, Loja tenga un alta cantidad de contagiado­s por cada 10 000 habitantes. “Eso es muy preocupant­e”. Según Vera, no pueden acelerar las pruebas porque hay que esperar el período de incubación del virus.

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Lineida castillo / el comercio • Los hombres se amontonan a jugar en las canchas de Yantzaza y no utilizan la mascarilla.

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