El Comercio (Ecuador)

A 100 días del Brexit economía británica tiene cifras en rojo

La salida de la Unión Europea ha sido perjudicia­l para el comercio. El Brexit aviva las tensiones en Irlanda del Norte.

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Cien días después de materializ­arse el Brexit, el comercio en el canal de la Mancha ha sufrido el mayor desplome del que se tienen registros y la confianza política entre Londres y Bruselas está minada por las decisiones unilateral­es del Reino Unido en Irlanda del Norte, así como por la guerra de las vacunas.

En enero, el primer mes en el que el Reino Unido estuvo desligado de la Unión Europea (UE) en 47 años, las exportacio­nes británicas hacia el bloque, su principal socio comercial, cayeron un 41% (USD 7 800 millones) y las importacio­nes descendier­on un 29% (USD 9 200 millones).

Según las últimas cifras de la Oficina Nacional de Estadístic­as británica (ONS), se trata del mayor descenso registrado desde 1997, cuando comenzó a recopilar esos datos.

El impacto en las importacio­nes es menor debido a que el Reino Unido ha aplazado hasta 2022 los controles a las mercancías que llegan al país desde la UE, precisamen­te para tratar de amortiguar el golpe económico del Brexit.

En el otro lado del canal, sin embargo, los nuevos requisitos aduaneros se hicieron cumplir desde la medianoche del 31 de diciembre. Como resultado, la salida de alimentos y animales del Reino Unido decayó un 59% en enero respecto a la media mensual de 2020, la de productos químicos un 52% y la de carburante­s un 45%.

La evolución de las cifras durante los próximos meses determinar­á hasta qué punto esa aguda caída responde a una corrección puntual, debida en parte a la acumulació­n de existencia­s en las semanas previas al Brexit, o bien si es una tendencia que se mantendrá a largo plazo.

El paso entre la región británica de Irlanda del Norte y la isla de Gran Bretaña, donde se han establecid­o nuevos requisitos aduaneros, se mantiene como uno de los principale­s focos de tensión tras el Brexit.

La medida, que se acordó para evitar una frontera entre las dos Irlandas, lo que contravend­ría los acuerdos de paz en la región, supone en la práctica una aduana interna en el Reino Unido, lo que enfureció a los unionistas norirlande­ses y desató violentas protestas en los últimos días.

Para tratar de minimizar las fricciones, Londres decidió de manera unilateral no aplicar todos los controles en el Úlster al menos hasta octubre, un paso que la UE interpreta como una ruptura de los acuerdos sobre el Brexit.

Tras años de arduas negociacio­nes para pactar las condicione­s de salida del Reino Unido, la percepción de que Londres ha tratado de incumplir los términos acordados

El 23 de junio de 2016 el Gobierno celebró un referéndum para decidir si el Reino Unido debía salir de la Unión Europea: el Brexit.

Más de 33 millones de personas acudieron a las urnas. Ganaron los partidario­s del Brexit con 51,9% de votos, frente al 48,1% que prefería permanecer en la UE.

Reino Unido formó parte de la Comunidad Económica Europea (CEE) desde 1973. Se retiró el 31 de enero de 2020. pocas semanas después de que entraran en vigor ha dañado la confianza política en el Gobierno británico, un problema que puede afectar en el futuro a la cooperació­n en diversos ámbitos.

“Extender los períodos de gracia unilateral­mente es definitiva­mente una ruptura técnica del Protocolo, a pesar de que el Reino Unido asegura que está tratando de hacerlo funcionar y ambas partes están todavía dialogando”, afirma a EFE Patrick Holden, experto en Economía Política Internacio­nal de la Universida­d de Plymouth.

“Lo que molesta a la Unión Europea es que el Reino Unido rechazó las ofertas para extender el período de transición (que concluyó el 31 de diciembre), pero no admite que no está preparado para implementa­r lo que acordó para Irlanda del Norte”, agrega.

Apesar del Brexit, ambos lados del canal mantienen amplios intereses comunes en ámbitos como el cambio climático y las relaciones internacio­nales con Rusia, China y los países de Oriente Medio.

Sin embargo, el hecho de que Londres y Bruselas sean ahora rivales económicos, junto con la “profunda hostilidad hacia la UE en medios británicos y el Partido Conservado­r”, pueden complicar la cooperació­n, que requiere “profundos compromiso­s y confianza” por ambas partes, subraya Holden.

El programa de vacunación contra el coronaviru­s en el Reino Unido va muy por delante respecto a la mayoría de países europeos, lo que ha generado en ciertos sectores del país la impresión de que la independen­cia de los reguladore­s comunitari­os tras el Brexit ha facilitado ese éxito en la gestión de la pandemia.

Al mismo tiempo, en la UE ha levantado suspicacia­s la velocidad de vacunación en las islas británicas, mientras la farmacéuti­ca Astrazenec­a incumplía sus compromiso­s de entrega con el bloque.

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