El Comercio (Ecuador)

‘La adolescenc­ia es la peor época para vivir la pandemia’

Andrés gonzález m. / Adolescent­e, cursa décimo año del Tomás moro

- Mariela Rosero Ch. Editora (I)

andrés gonzález, estudiante de décimo año, extraña la posibilida­d de hacer amigos en persona; los diálogos de chat no le resultan naturales y tampoco conocer chicas a través de instagram. cuestiona la teleeducac­ión.

‘La peor etapa para enfrentar la pandemia es la adolescenc­ia. Tengo 14 años, el 28 de mayo cumpliré 15. Me gusta la tecnología, pero luego de un año en teleeducac­ión, extraño hablar con personas en vivo. Ya hasta los videojuego­s me aburren. Antes, con los amigos nos veíamos en el colegio y salíamos todos los viernes.

En el Tomás Moro, donde estudio, tengo un grupo de amigos; éramos siete casi de la misma edad, tres del décimo año. Con estos últimos más un amigo de otro curso, porque los demás se cambiaron de plantel, estamos en contacto. Usamos la aplicación House Party, porque es el canal que encontramo­s para socializar.

Algo que me preocupa es que la gente como que cree que un día todo volverá a ser como antes. Yo no pienso eso. El covid cambió todo. Cuando anunciaron que ya llegaban las vacunas a Ecuador, mis amigos y yo nos pusimos felices. Pero luego supimos que vinieron poquitas. ¿Cuántas eran? Creo que 8 000, y en otros países millones. Después salió la noticia de que el Ministro de Salud le vacunó a su mamá incluso. Qué desilusión.

Recuerdo que antes del confinamie­nto, hace más de un año, apenas llegaba al colegio nos reuníamos y hablábamos sobre la música que ha salido, de nuestras cosas y de las chicas. Nos decíamos ‘oye, le viste a ella, me gusta, es guapa’. Ahora, para comentar sobre alguien nos toca revisar su perfil en Instagram.

Me hace falta salir, conocer gente en fiestas; decirles ‘hola’, presentarm­e y seguir conversand­o. Ahora he hecho bastantes amigos y amigas, ‘full’, en la pandemia, a través de Internet. Pero son personas con quienes no me he visto nunca en la vida. Son de otros colegios de Quito.

Ya sé que es extraño que nos relacionem­os así. Pero estamos encerrados. Un problema es que la gente en las pantallas muestra otras personalid­ades. Más allá de lo inseguro, igual con cualquiera uno se cuida demasiado, piensa mucho antes

Vamos a perder la habilidad de hacer amigos en persona. todo es por chat. Uno edita lo que escribe, es difícil conocer a alguien de verdad así”. Andrés González

de escribir en un chat. No es real.

Vamos a perder la habilidad de hacer amigos en persona. Por chat se siente la confianza de que no te vas trabar por nervios o vergüenza. Debido a eso, no es tan natural. Uno puede editar lo que escribe. Y ahí me parece que es mucho más difícil llegar a conocer de verdad a una persona.

Obvio extraño hablar con la gente en persona, cara a cara. Ahora ya no hay reuniones, ya no te encuentras en la calle con nadie. Las salidas son restringid­as.

Mi hermana es chiquita, tiene 11 años y no está en la edad de salir todavía. Los jóvenes como yo, en tiempos normales, vamos a los centros comerciale­s, al Paseo San Francisco, a los museos, a reuniones en la casa de amigos. Nosotros, en cambio aunque ya necesitamo­s socializar, estamos encerrados por esta enfermedad.

Luego leo y escucho que nos culpan de llevar el virus a las casas. Pero no es tan así. Yo, por ejemplo, siento bastante miedo de que mi papá, mi mamá, mis hermanas se contagien. Mi abuelita se infectó, pero está bien. No fue por nosotros.

Mi papá no teletrabaj­a, cada día, cuando sale, siento temor porque hay riesgos, se expone a otras personas que podrían estar con el virus. En las mañanas siempre le digo ‘cuídate’. Al inicio se sentía peor, había más preocupaci­ón, nos hemos tranquiliz­ado un poco porque ya sabe cómo desinfecta­rse y lo hace rápido. Pero pienso y si resulta contagiado y si le tocara enfrentar síntomas graves...

Sin vacunas no se pueden retomar las actividade­s. Y muchas ya son necesarias. No me adapto a la educación ‘online’ porque en ella tienes muchas maneras de distraerte. Por ejemplo, puedo aparecer frente a la pantalla viendo a la cámara, y en la mano tener mi celular. Nos toca poner de parte si queremos aprender y entender y, claro, sacar buenas notas en exámenes. En presencial me parece que atender las clases era más fácil.

En lo virtual, el profesor no logra tener el control. Algunos, como he conversado con amigos de varios colegios, dan la clase como si estuvieran en lo presencial. No creo que se hayan adaptado del todo a la educación en línea. Los estudiante­s tenemos dificultad­es. Por ejemplo, de este modo para mí es complicado entender matemática­s. Por eso preferiría que en lugar del contenido establecid­o nos enseñaran, por ejemplo, a llenar un cheque o a hacer depósitos, cómo pedir un préstamo. Al menos mientras esto pase.

Ahorita nos están enseñando la función cuadrática. En clases presencial­es, concentrán­dome podría comprender mejor las fórmulas. Mis amigos cuentan que cuando levantan la mano por dudas, sus profesores se molestan porque interrumpe­n y no hay mucho tiempo.

En educación física nos piden pesas, unos compañeros no tienen y levantan sillas. Nos hacen trotar en el espacio que tengamos. Decidí ingresar a un gimnasio, estaba empezando a ir y cerraron de nuevo. No sé qué hacer en casa, a veces toco el piano. De vez en cuando juego Call of Duty Cold War. Antes de la pandemia mis papás me decían que parara con los videojuego­s, ahora me aburren, casi no meinteresa­n; creo que también maduré”.

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Galo Paguay / el Comercio • andrés gonzález, quien en mayo cumplirá 15, juega call of Duty cold War.
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Entre conversaci­ones telemática­s con amigos, videojuego­s y tocar el piano, Andrés González pasa el día.
Galo paguay / el comercio • Entre conversaci­ones telemática­s con amigos, videojuego­s y tocar el piano, Andrés González pasa el día.

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