Parques recibieron a pocos ciudadanos
El Ejido, en el centro norte, lucía semivacío ayer. Sobre la avenida Patria, transeúntes observaban los cuadros expuestos al pie del parque. En el interior, una familia, integrada por tres niños y sus padres, se esmeraba en hacer bailar un trompo.
Galo Loza, escultor y pintor de cuadros, comentó que poca gente acudió seguramente porque la ciudad amaneció nublada y hacía frío. Esperaba que el día se abrigue en la tarde. Necesitaba vender alguno de sus cuadros, aunque, opinó, “la época no es buena”.
Más al norte, en el Bicentenario predominaron los ciclistas y los patinadores que realizaban su ejercicio en los circuitos interiores.
Santiago Tenemaza llegó con su bicicleta para el entrenamiento diario de 60 kilómetros. Recorre 10 veces el circuito completo del parque.
Pocas familias con sus mascotas se concentraban también en los espacios verdes cerca de la cruz, levantada para conmemorar la visita del
Papa Francisco a la capital.
En el parque de la Mujer, la gente entraba por la puerta noroccidental ubicada frente a la Casa de la Música.
Contadas personas fueron a pasear sus mascotas. Las canchas de fútbol y básquet, en cambio, permanecían llenas.
Una escuela de basquetbol entrenaba con sus integrantes en el espacio. Carlos Tapia, padre de uno de los jugadores acudió a ver a su hijo como todos los sábados. Dijo estar ya vacunado y sentirse más seguro que otros fines de semana.
Mientras tanto, Joselyn Guayaquil asistió con tres miembros de su familia para distraerse. Dijo que llevaban comida para hacer un picnic y almorzar en el sitio bajo un árbol. Al mismo tiempo, dos vendedores ambulantes promocionaban a gritos los chifles y el choclo mote que vendían en fundas que costaban 50 centavos.
En La Carolina, José Hidalgo acudió con cinco amigos a entrenar artes marciales al aire libre. Se quedaron hasta las 11:00, no querían exponerse a un sol muy intenso.