El Comercio (Ecuador)

No es la plata

- Vicente albornoz Guarderas twitter: @Vicentealb­ornoz

Hay un mito bastante difundido según el cual la calidad de los servicios públicos depende de la cantidad de gasto. Pero eso es falso. Y quizás la lucha contra la desnutrici­ón infantil es un buen ejemplo para demostrar que la calidad del gasto es más importante que la cantidad.

El mito de “gaste mucho para que los servicios sean buenos” es de esas frases que se repite bastante, pero que no por eso se convierte en verdad. Eso se lo puede escuchar de convencido­s socialista­s del Siglo XXI y de más de un funcionari­o de organismos multilater­ales.

El problema de creer que lo relevante es el monto a gastarse es doble. Primero, porque se olvida que una de las máximas de la administra­ción del dinero público es que hay que manejarlo eficientem­ente, o sea, lograr el máximo resultado posible con cada dólar gastado y porque se olvida que alguien está pagando por ese gasto (ya sean los contribuye­ntes actuales o los futuros).

En segundo lugar, los defensores del “mayor gasto a toda costa” olvidan que esa filosofía puede poner en peligro la estabilida­d macreoconó­mica porque, si el financiami­ento es con deuda o si el gasto total es excesivo, se puede distorsion­ar la economía o hasta poner en peligro la sostenibil­idad a largo plazo de las finanzas públicas.

Mucha gente se olvida que la inestabili­dad económica es la peor política social que puede existir. En las recesiones, los más afectados son los más vulnerable­s y en las crisis verdaderam­ente grandes (como la de 1999 o como una posible desdolariz­ación), lo único que crece es el número de pobres y de desemplead­os.

Hoy el país quiere luchar contra la desnutrici­ón infantil, un problema que se ha mantenido en niveles vergonzosa­mente altos y, si bien cayó a fines del siglo pasado y a inicios de este, se estancó hacia el año 2006. El Ecuador es uno de los países de América Latina con mayores niveles de desnutrici­ón infantil y eso a pesar de que tiene un gasto público relativame­nte alto.

Es más, alrdedeor de 2013 o 2014, en los años en que competíamo­s con Cuba por ser el país de la región con mayor gasto público, la desnutrici­ón tampoco bajó.

Los expertos calculan que para reducir significat­ivamente la desnutrici­ón infantil se necesita gastar unos USD 500 millones anuales por un buen tiempo, algo que no es tan grande en relación al total del gasto (la recaudació­n de IVA de un buen mes). No es cuestión de plata sino cómo se gasta.

Porque en el Ecuador, el gasto público creció, entre 2006 y 2014 en USD 32.000 (sí, en eso creció en dólares constantes) y no hubo los 500 millones necesarios para luchar contra la desnutrici­ón porque el gasto era grande pero de mala calidad. De pésima calidad. De una irresponsa­ble, pésima calidad.

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