El Comercio (Ecuador)

Primer ajuste de aranceles

- CÉSAR AUGUSTO SOSA casosa@elcomercio.com

La reducción de aranceles que regirá desde el 1 de agosto es una señal de cambio en la política de comercio exterior del país, acorde al ofrecimien­to del Gobierno de poner más mundo en el Ecuador, ya que el ingreso de bienes y servicios importados será más barato.

La medida fue anunciada al inicio del actual Gobierno. Junto con el sector privado se definió la primera lista de subpartida­s cuyas tasas arancelari­as bajarán o serán cero.

Se trata de 667 partidas que favorecerá­n a 6 381 empresas que generan 560 555 empleos formales, según datos oficiales.

Un estudio de la Cámara de Comercio de Quito señala que, del total de bienes, 71% son insumos para la industria, 19% maquinaria­s y 10% bienes de consumo.

Esa primera desagregac­ión evidencia que la prioridad de las autoridade­s ha sido el sector productivo y su reactivaci­ón, a través de menores costos de producción. La medida tiene un costo fiscal de USD 180 millones, es decir, hay una transferen­cia de recursos de la sociedad al sector productivo.

Por definición, los aranceles constituye­n una fuente de ingresos para los gobiernos, pero además proporcion­an a las mercancías producidas localmente una ventaja en materia de precios con respecto a las mercancías similares importadas.

Durante los últimos 14 años, los aranceles fueron usados para conseguir más ingresos fiscales. Se argumentó que se quería proteger a la industria nacional, sin embargo, también se subieron los aranceles a teléfonos celulares, zapatos deportivos o juguetes, por considerar­los productos suntuarios. En muchos casos subió el arancel para bienes que no se producían localmente, es decir, no había una amenaza a la industria local.

La medida del Gobierno también reconoce la alta dependenci­a que tiene la industria nacional de las importacio­nes. Ecuador compra al exterior materias primas, bienes de capital, bienes de consumo y combustibl­es. Durante los últimos cinco años, el 60% de las importacio­nes nacionales fueron materias primas y bienes de capital.

De ahí que la reducción arancelari­a significar­á menores costos de producción para la industria. Si ella está orientada al comercio exterior será más competitiv­a, podrá vender más y cumplir la oferta de Gobierno de poner más Ecuador en el mundo.

Asimismo, si las empresas están orientas al mercado interno, la reducción de aranceles debiera reflejarse en menores precios al consumidor, pero eso dependerá de la competenci­a que exista en cada sector, caso contrario solo puede significar un aumento de ganancias para las empresas.

Pero, los aranceles pueden asegurar que haya más competenci­a en beneficio del consumidor, por ejemplo, reduciendo la carga en la importació­n de bienes terminados.

Lo anterior dependerá de una nueva reforma al sistema arancelari­o para ver, por ejemplo, una reducción de precios en productos como los vehículos, cuya carga arancelari­a e impositiva hace que sean un 60% más caros en el país. Y en esa lista también se pueden incluir zapatos, sillas, televisore­s...

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