¡EL PAÍS DE LA RISOTADA!
¿Sabías que Napoleón fue: Teniente a los 22 años, emperador a los 34 y cerca de los 42 era el amo de la Europa. y que acuñaría su famosa frase: “De lo sublime a lo ridículo hay un solo paso”? ¿Dónde hemos visto una mala copia napoleónica?; además, la precocidad intelectual no se da en todos, son los elegidos; pero no elegidos políticos, que a rajatabla quieren alcanzar todos los poderes, como por arte de magia. Pero la desgracia e incertidumbre del país pasa por lo ético, la sinrazón, falta de compromiso, la deshonestidad…, y la corrupción “sin cuartel”. El país de futuro debería hablar más de la situación social de las personas y menos de entuertos políticos y despilfarro económico. “La desgracia es que quien quiere hacer de ángel haga de bestia”, Pascal… (¿Qué habrá querido decirnos?)
De ninguna manera es faltar al respeto, si decimos que lo han convertido en el país de la risotada, ¡esfuerzos estamos haciendo! Para lo cual citaremos como descargo, ejemplos de entre los cientos de acontecimientos: algunos intocables, con premeditación y otros sin solución. Hoy el Ecuador busca a quien imputar sus propios errores y culpas, nada más irracional que achacar a los más débiles, a los pendejos ilusos y al pueblo.
¿Qué paso?: Con los carnets de discapacidad, que involucraron a jueces, asambleístas y otros vivísimos; Los horrores del 30S y el terrorismo de octubre; Las glosas de grandes empresas incluida a la exasambleísta correísta por 40 millones.
Un hecho sin precedentes: la remoción del Alcalde de Quito, donde la misma ley le sirve de colchón, y apadrinado está por pequeños jueces y defensores de papel; que, sin dudar, debería despertar el interés investigativo en todas las alcaldías del país, desde ya, por una ineficaz administración del recurso del pueblo y faltar a la ética social.
Y para rematar: El caso del contralor omnipresente, donde conocidos suyos, correístas, desean interpelarlo. “Quién hizo la ley hizo la trampa”; autoridades de Pichincha y Quito con grillete desempeñar su cargo a plenitud; la tomadura de pelo, en la disolución del Cpccs, por el que empeñamos nuestra huella personal. Se juzgaron a unos infelices, para que los autores, cómplices y encubridores hasta con muerte sean sobreseídos. Se va y se viene y es de nunca acabar. “Así sea”. Vicente Medina de la Bastida