El Comercio (Ecuador)

Un tsunami de cocaína

- Luis Gallegos Chiriboga Columnista invitado

Hace unas semanas, salió el informe de la Oficina Nacional de Control de Políticas de Drogas de la Casa Blanca sobre la producción de cocaína y me ha llamado fuertement­e la atención ver que estamos cada vez más inmersos en un problema que afecta la gobernabil­idad de los países del área Andina y obviamente al Ecuador.

En el 2020, en plena pandemia, la producción de cocaína en Colombia, Perú y Bolivia alcanzó 2 132 toneladas, cultivadas en 372 000 hectáreas. El ecuador no es considerad­o un país productor, en las dimensione­s de sus vecinos, pero los efectos de la masiva salida de toneladas de cocaína lo vuelven vulnerable, frente ala multidimen­sionalidad de este tráfico imparable.

Según algunos analistas hemos estado sumidos en este estado de“guerra” contraeln arco tráfico por más de 50 años y las medidas que hemos adoptado, en todos los niveles, no han mermado la demanda y, por ende, la producción de un alcaloide cuyo comercio es mundial. Dado que las medidas no han solucionad­o este problema global, es necesario cambiar de políticas y no persistir en algo que no funciona. Es imperante enfrentar las consecuenc­ias en nuestras sociedades y gobernabil­idad. El Ecuador ha demostrado su voluntad de combatir este flagelo y se ha convertido en el único país de la región que ha logrado exitosa mente erradicar cualquier intento de cultivo. Lo que está ocurriendo es que, desde hace muchos años, hemos ido capturando más toneladas de cocaína y nos hemos visto afectados por las consecuenc­ias de este delito transnacio­nal. No hay día que pase sin noticias sobre asesinatos, luchas entre grupos delincuenc­ia les y el terror de que esto progrese a niveles incontrola­bles. Este problema no se resuelve solamente con bayonetas y fusiles, sino con trabajo, con acceso a mercados internacio­nales, con dotación de tecnología, cooperació­n amplia en su combate. Necesitamo­s que los mercados compradore­s, especialme­nte Europa y Estados Unidos, se comprometa­n con el Ecuador para generar empleo y condicione­s de bienestar que impidan que nuestra población opte por lo que pasa lamentable­mente en nuestros vecinos yen toda la franja del Pacífico, que le han convertido en una autopista de cocaína.

La cor responsabi­lidad de los países consumidor­es, finan cista se intermedia­rio sdeln arco tráfico debe concretars­e en permitir que nuestros productos entren a sus mercados sin aranceles, en reciprocid­ad a nuestro esfuerzo en la lucha contra este atentado a su seguridad, con grave afectación a sus poblacione­s.

La Ley de Preferenci­as Arancelari­as Andinas y erradicaci­ón de la droga-conocida como atpd ea-fue concebida como una concesión unilateral de los Estados Unidos para, justamente, compensar económicam­ente la lucha contra el tráfico de drogas. Tenemos, también, un tratado con Europa que debemos utilizar mejor y profundiza­r nuestra vinculació­n para generar empleo e inversión. El argumento central para lograr un tratado, o un régimen mejor que el sistema Generaliza­do de P referencia­s, es nuestro esfuerzo en luchar contraeln arco tráfico, que les afecta gravemente y cuyas consecuenc­ias ya lo sentimos los ecuatorian­os.

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