Científicos, sin pistas de tiburón
Un velo de misterio cubre al momento a Cassiopeia, una hembra de tiburón martillo común que cumplió un viaje de ida y vuelta de más de 4 000 kilómetros desde el archipiélago ecuatoriano de Galápagos hasta Centroamérica, y cuyo paradero, por ahora, se desconoce.
Se trata de una hembra embarazada a la que en febrero pasado se le colocó un transmisor satelital en la Reserva Marina de Galápagos, y que llegó a las costas del Golfo de Panamá, conocida zona de nacimiento para esta especie.
Con su viaje de algo más de dos meses, Cassiopeia permitió realizar el primer seguimiento satelital, de ida y vuelta, de un hembra embarazada, entre Galápagos y zonas de nacimiento en la costa del Pacífico de las Américas para estas especies en peligro crítico de extinción.
Aunque en Galápagos hay sitios propicios para parir, los expertos presumen que Cassiopeia viajó a Centroamérica porque en el continente hay muchas más “zonas de guardería” y su llegada a Panamá, entre marzo y abril, coincide con la época en que aparecen bebés de esta especie en zonas cerca de la costa.
La especie Sphyrna lewini, a la que pertenece Cassiopeia, tiene un período de gestación de unos once meses y da a luz entre 12 y 41 crías por parto. La madre se va tras parir y las crías se deben valer por sí mismas desde el nacimiento.