El Comercio (Ecuador)

Más de 17 000 venezolano­s llegaron a la frontera sur de Estados Unidos en los últimos 8 meses, más que en los 14 años anteriores

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Cuando Antonio se unió a las manifestac­iones antig ubernament­ales en Venezuela hace cinco años para protestar contra los apagones diarios y las largas filas para obtener alimentos esperaba ser parte de un movimiento para derrocar al presidente Nicolás Maduro.

En cambio, Maduro se ha mantenido en el poder y Antonio sufrió años de amenazas y extorsión por parte de la policía como represalia. En abril, después de un sexto intento de extorsión, se unió a un número creciente de venezolano­s que huían a Estados Unidos.

“Después de años de amenazas de muerte y vivir con miedo constante, tuve que irme”, dice Antonio por teléfono desde la casa de su hermano en Miami, Florida. “Cada vez era más difícil tener comida y recuerdo que mis padres sufrían mucho por eso. Después empeoró todo con la luz y el agua y fue el punto de quiebre, sobre todo la luz”.

Un número récord de venezolano­s ha intentado cruzar la frontera entre Estados Unidos y México en los últimos meses, algunos gracias a la rápida adaptación de las redes de contraband­o.

Expulsados de su tierra natal por una profunda crisis económica y lo que muchos han descrito como represión política, los venezolano­s a menudo se establecie­ron inicialmen­te en otros lugares de América Lati

Reuters

na. Pero como la pandemia de coronaviru­s ha provocado una creciente inestabili­dad económica en la región y ha aumentado el resentimie­nto hacia los migrantes venezolano­s, algunos han decidido probar suerte en Estados Unidos.

Más de 17 000 venezolano­s llegaron a la frontera sur de Estados Unidos en los últimos ocho meses, más que en los 14 años anteriores combinados, según datos de la agencia de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por su sigla en inglés) de Estados Unidos. Muchos esperan solicitar asilo.

Eso forma una pequeña parte, pero creciente, de los 900 000 migrantes arrestados o expulsados por funcionari­os estadounid­enses en la frontera sur desde octubre, la mayo

•• ría de ellos de Centroamér­ica o México. Antonio dice que cruzó la frontera de EE.UU. en mayo, luego de pagar 4 000 dólares en costos de viaje y tarifas a los contraband­istas. Recaudó el dinero, una fortuna en Venezuela, con la ayuda de familiares en otros países.

Tomó un autobús a la capital colombiana, Bogotá, desde donde voló a la ciudad turística mexicana de Cancún. Un contraband­ista venezolano de Maracaibo, la ciudad natal de Antonio, lo ayudó a pasar ante las autoridade­s mexicanas.

En Mexicali, le pagó al contraband­ista USD 800 para que lo llevara a Arizona, donde se entregó a la patrulla fronteriza y fue retenido en un centro de detención de migrantes durante seis semanas antes de ser liberado para esperar su audiencia de asilo.

“En los pasos fronterizo­s hay muchos venezolano­s, yo diría que la mayoría. También hay muchos coyotes venezolano­s, trabajándo­les a los jefes de frontera, así que no fue difícil

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