El Comercio (Ecuador)

JÓVENES EN NEGOCIOS, A LA ESPERA DE LA VACUNA

Laboran alrededor del HCAM en más de 30 locales; tienen menos de 30 años. Empleados de negocios aún no son inoculados.

- Valeria Heredia. Redactora (I)

En locales cercanos a los hospitales, como el Andrade Marín, laboran jóvenes menores de 30 años. Ellos están más expuestos al virus, por lo que esperan con ansias la vacuna. La Secretaría de Salud de Quito inoculará a personal de negocios de sectores con más contagios.

El lugar de trabajo de Yanina Cevallos, de 24 años, es un pequeño local ubicado frente al ingreso a emergencia­s del Hospital Carlos Andrade Marín (HCAM). Comerciali­za golosinas, papel higiénico, alcohol... Además ofrece recargas, llamadas e Internet.

La joven comienza su jornada a las 07:00 y termina a las 18:00. Durante esas 11 horas atiende 50 personas, entre ellos, contagiado­s y familiares de pacientes con covid-19, que se albergan en este sanatorio.

Le asusta ya que teme infectarse con el SARS-COV-2. “En mi familia no estamos vacunados. Mi padre tiene 40 y todavía no ha tenido turno. Mi madre, de 42, en esta semana”.

Mientras que ella debe esperar más de un mes. “Quienes trabajamos en negocios cercanos a hospitales que tratan covid-19 deberíamos tener prioridad; por estar expuestos”.

El martes, por ejemplo, la oriunda de El Empalme (Guayas) vivió una situación tensionant­e. Un hombre ingresó al local. El espacio no es amplio, por lo que ella se acercó y él le pidió distancia. “Me dijo que dio positivo, pero que debía sacar copias. Me asusté”.

No es la única experienci­a similar que ha vivido Yanina, por lo que espera vacunarse lo antes posible. “Quiero estar protegida. Los jóvenes somos la fuerza productiva para mejorar la situación del país”.

En Ecuador, la población económicam­ente activa o PEA es de 8,2 millones de los 17,6 millones de ciudadanos, según datos a febrero publicados por el INEC. En este grupo están los mayores de 15 años.

César Lara, quiteño de 26 años, está en este grupo. Desde hace seis labora en un negocio, a pocos metros del de Yanina. Ofrece mascarilla­s, sillas de ruedas, bastones, etc.

Él -cuenta- no ha cerrado desde el inicio de la pandemia, ya que debe seguir prestando sus servicios a los pacientes.

La afluencia es alta. A diario recibe 60 clientes. Muchos no usan adecuadame­nte la mascarilla o no cumplen con el distanciam­iento. “Para protegerme les pido que respeten las medidas; más porque no estoy vacunado por mi edad”.

A él le toca el turno a mediados de agosto. Pero cree que debería haber accedido antes. “No quiero saltarme la fila, pero por mis labores requiero una mayor protección”.

A diario revisa la web (lugarvacun­acion.cne.gob.ec) para verificar si ya está asignada su cita. Y ha enviado mensajes al 171, pero no ha tenido suerte.

Rommel Sánchez, de 22, también ingresa a diario en la web. Vende insumos médicos en otro espacio cercano al sanatorio. Abre a las 08:00 y cierra a las 18:30; atiende a más de 50 personas al día.

“He tenido que cuidarme más, con la mascarilla y lavado de manos. Soy el único de mi familia que no está vacunado”.

Muy cerca está el restaurant­e Goldfuss. En el lugar laboran tres ciudadanos que no superan los 30. Washington Jácome cumplió recienteme­nte esa edad; su esposa María José Moreno tiene 25 y su ayudante Estefany Díaz, 28.

Ninguno ha accedido a la inmunizaci­ón, pese a que sostienen que debieron ser inoculados rápido. En el negocio han atendido a infectados con el virus y a personal de salud.

“Estamos expuestos por la cercanía con el centro médico. Pero sabemos que no podemos acceder rápidament­e ”.

Por eso -explica- han tenido que reforzar las medidas de biosegurid­ad. A diario cambian sus cubrebocas; desinfecta­n varias veces el lugar y se aplican alcohol. “Evitamos las aglomeraci­ones, pero queremos vacunarnos”.

Quienes trabajan en más zonas comerciale­s también piden la inoculació­n, por su contacto directo con personas y que usan transporte público .

Ángel Gabriel, venezolano de 18 años, labora en un parqueader­o por la Universida­d Central. A diario atiende 100 personas y recibe monedas y billetes. Teme contagiars­e, por lo que se inscribió para la inmunizaci­ón. “Espero que me vacunen pronto. Los jóvenes movemos la economía”.

Vanesa Valencia, de 31 años, coincide. Es comunicado­ra y labora como ‘freelance’. “Quienes trabajamos en esta modalidad no podemos acceder de forma oportuna. Queremos vacunarnos para seguir con nuestras actividade­s”.

La Secretaría Metropolit­ana de Salud emprendió una iniciativa para inocular a pobladores de las 10 zonas con más infectados, como La Magdalena o Quitumbe. Las brigadas visitarán mercados, restaurant­es y locales. “Es una estrategia territoria­l”, menciona Ximena Abarca, titular de la entidad.

El sábado arrancó en el mercado de Chiriyacu, en el sur, y se esperaba colocar 3 000 dosis. Durante la semana se hará lo propio en otras zonas.

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Rommel Sánchez, de 22 años, trata con unas 50 personas cada día. Ansía que llegue su turno de inmunizaci­ón.
Pallero/el comercio • diego Rommel Sánchez, de 22 años, trata con unas 50 personas cada día. Ansía que llegue su turno de inmunizaci­ón.

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